Nombres propios
Gasol. Se ha puesto el mono de currante y lleva camino de convertirse en el jugador total. Rebotea, tapona hasta sembrar el terror, tira de tres si le dejas -y se lo permitió el Madrid, muy centrado en defender la cercanía de su aro- y por si hay todavía algún ojeador por ahí, se marca un par de jugadas de esas que vemos en los resúmenes de la NBA. Casualmente cogió el último y fundamental rebote. Indispensable.
Jasikevicius. Tiene un puntito de descontrol que encaja poco con el estilo de su entrenador, pero le sobra talento. Es muy probable que sea más alero que director de juego, pero se adapta con dignidad a cualquiera de las dos facetas. Mandó, anotó, asumió su responsabilidad y su emotividad le viene muy bien a un equipo con tendencia a la frialdad.
Sruelens. ¿Serán los días pares? ¿O cuando se levanta con el pie derecho? Da igual, es un misterio. El caso es que lo de Struelens lleva camino de ganarse un sitio en la quiniela del año que viene. 1. Está en el partido, lucha, rebotea, mete puntos, no tiene miedo a nada y en cuanto le dejan un metro, la machaca hasta los codos. 2. No ha venido. No la mete ni sólo. No coge un rebote ni de rebote, convierte su zona en área de avituallamiento de los contrarios y se va a la ducha con unos números minúsculos. No hay término medio. Ayer salió 1, aunque en su debe están los dos últimos rebotes ofensivos que cogió el Barça, imperdonable para un equipo que quiere ser campeón.
Djordjevic-Raúl López. El dilema que tiene Scariolo con sus bases está sembrando dudas. Por un lado Djordjevic merece por su historial el intentar recuperarlo, pero igual está yendo en contra de la explosión definitiva de Raúl, que desde luego se encuentra a años luz de su compañero en intensidad, piernas y decisión. Quizá ha llegado el momento en que Raúl juegue 35 minutos y Djordjevic cinco.
De la Fuente-Lucio Angulo. Siendo más importante en el esquema general de su equipo el madridista, la aportación del azulgrana supera con claridad a su adversario. Cumple De la Fuente en sus tareas de bricolaje, con herramientas para tapar un roto o zurcir un descosido. Herreros le sufre y su equipo se beneficia de su capacidad para transitar por todos los terrenos. Lucio, a diferencia de la temporada pasada, en la que fue clave, no ha aportado casi nada, y su equipo se resiente, pues es el termómetro emocional del Real Madrid.
Milic. Un gran físico que no encaja con el juego que debe desarrollar.
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