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MANIFESTACIÓN CONTRA DE LA VENTA DE ESTUPEFACIENTES

Más de 1.600 vecinos de Mislata salen a la calle en protesta por el tráfico de drogas

La zona sin urbanizar que se extiende desde el cementerio de Campanar hasta Mislata se ha convertido en uno de los refugios de tráfico de drogas a pequeña escala más importantes de Valencia. Lo que hasta hace varios meses los vecinos de Mislata vivían como un fenómeno residual ha pasado a ser un problema que afecta a la seguridad ciudadana. Según los datos que manejan las asociaciones de vecinos, el 67% de la población (más de 41.000 personas) ha sido atracada, en su mayoría en los tres últimos meses por toxicómanos necesitados del dinero para una dosis.

El descampado que sirve de supermercado de drogas concentra a buena parte de los consumidores justo detrás de dos colegios públicos de Mislata, el Amadeo Tortajada y el Jaume I, además de una piscina municipal. Precisamente, esta dotación deportiva contaba con una ampliación cuyas obras se han visto paralizadas y que sirve de refugio 'bajo techo' para los toxicómanos.

El resto de la extensión se conforma con cañas que permiten ocultarse con facilidad, caminos y sendas de difícil tránsito y perfectas para un trapicheo impune.

Ayer, a las 13.00, los vecinos decidieron salir a la calle para mostrar su más enérgica protesta. Personas de edad avanzada, jubilados, amas de casa, estudiantes y profesores fueron el público mayoritario de una manifestación cargada de rabia y desilusión por lo que los vecinos califican de 'dejadez y abandono de las autoridades ante un gravísimo problema'.

La concentración se inició en la confluencia de las calles de San Antonio y de Marie Curie. Los presentes sabían que la Delegación de Gobierno no se había pronunciado en ningún sentido sobre su petición de cortar el tráfico y manifestarse por la localidad. Sin embargo, ante la gran afluencia de vecinos y el cierre masivo de comercios, la policía articuló el disposivo necesario para que pudieran realizar el recorrido y el alcalde, Manuel Corredera (PP), se colocó a la cabeza de la manifestación tras una pancarta en la que se pudo leer: 'La droga no es un problema de Mislata, es un problema de todos los valencianos'.

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El gesto de complicidad del primer edil no gozó del aplauso colectivo, ya que muchos representantes de las diversas asociaciones de vecinos lo entendieron como 'un intento de capitalizar un acto que nace de los vecinos y utilizarlo políticamente'. También el edil Millán Moreno (PSPV) compartió primera línea con su rival político acompañando a los vecinos.

Mientras los efectivos de seguridad controlaban la multitudinaria manifestación, el descampado del parque de Cabecera registró una intensa actividad de compra-venta de droga ante la inexistente presencia policial en la zona que linda con Mislata. Coches, bicicletas y motos salían y entraban aprovechando el acoso interrumpido de los agentes.

La manifestación, que se prolongó durante más de una hora, llegó pasadas las 14.00 a las puertas del Ayuntamiento local. Y allí se evidenció el divorcio existente entre los ciudadanos y los representantes políticos. Los vecinos trataron de evitar que el alcalde Corredera leyera un manifiesto escrito pocas horas antes. 'Él nos da la espalda. Que hable con Rita y le diga que no nos envíe a los drogadictos que le estropean el paisaje de Valencia. Que hable con Zaplana y le exija que se ocupe de lo que tiene que ocuparse en lugar de hacer de la ciudad un escaparate que esconde mucha mierda. Eso es lo que tiene que hacer, no ponerse ahora delante de las cámaras como si fuese el más interesado', dijo airada Vicenta F., vecina y miembro de la asociación de vecinos mayoritaria en Mislata. Ante el problema diplomático desatado ante los micrófonos, los vecinos leyeron su manifiesto (sólo ante las cámaras) y el alcalde el suyo. Excepto el tono de denuncia empleado por los vecinos, comparten la necesidad de practicar medidas que erradiquen el problema.

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