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TIME | REVISTA DE PRENSA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Defensa de la hegemonía

Es difícil recordar una época en la que el mundo se sintiera tan irritado con la política exterior norteamericana como se siente ahora. Volvamos a los días de Madeleine Albright. Cuando dejó su cargo como secretaria de Estado, a principios de año, había amasado resentimiento extranjero para toda una vida. (...) George W. Bush pensó que había aprendido la lección. Prometió reemplazar el triunfalismo por la 'humildad'.

(...) Para los europeos, Albright y Bush, a pesar de sus diferencias de estilo y esencia, representan dos formas del mismo impulso nocivo norteamericano: lo que el británico William Wallace identifica como 'excepcionalismo' americano, (...) que se reduce a una simple receta: América primero. (...) Bill Clinton no compartía el habitual desdén norteamericano por la comunidad internacional; sin embargo, se negó a firmar el tratado internacional de prohibición de minas antipersonales y declaró que las tropas estadounidenses nunca más servirían bajo el mandato de la ONU después de la experiencia en Somalia. Da igual quién esté en el poder en Washington; el unilateralismo, o dicho de otra forma, el 'primerismo', está ahí. Lo que los europeos tienen que llegar a comprender es que el peligro real no es la posibilidad de que EE UU actúe solo. (...) Lo único peor que un hegemónico bravucón es uno inactivo. (...) Lo que el presidente estadounidense necesita es una llamada de atención. (...) Es seguro que es una tarea difícil para los orgullosos europeos, y la mayoría preferiría que fuera otro el encargado de transmitir este mensaje. (...)

Romesh Ratnesar

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Nueva York, 17 de junio

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