Los Lakers, otra vez campeones

Primero fueron sus padres, que ya con el apellido Lakers, pero ubicados en Minneapolis, lograron en la década de los 50 cinco anillos. En los 80 sus hermanos mayores consiguieron otros cinco. Ahora es su oportunidad. Los Ángeles se apresta a vivir el posible nacimiento de una tercera dinastía. De momento ya han conseguido dos títulos. La madrugada del sábado vencieron a Filadelfia Seventy Sixers 108-96 (4-1) y revalidaron el logrado hace un año. El estandarte dinástico tiene la forma de Shaquille O´Neal: 33 puntos, 16 rebotes y 3,4 tapones de promedio en la final e indiscutible mejor jugador de la serie.

Nada hace pensar que a corto plazo el dominio de la Liga salga del estado de California. Los Lakers cuentan con los dos jugadores más decisivos, con el mejor entrenador y con un grupo de secundarios primoroso. Shaquille O´Neal y Kobe Bryant marcan distancias con el resto de equipos pero necesitan de sus compañeros para no ser destronados. Todo ello gracias a Phil Jackson (ya ha logrado un anillo para cada dedo de sus manos) que ha conseguido fomentar la concordia entre dos personalidades incendiarias. Ahora practican un baloncesto generoso el uno con el otro, y ambos con el resto de compañeros. Nadie podía imaginar hace tres meses que en un partido de la final Kobe y Shaq fueran los máximos asistentes del equipo.

Casi nadie en Filadelfia creía antes del quinto encuentro que la remontada era posible. Pocos segundos antes de comenzar el tercer cuarto y con los Sixers sólo cuatro puntos abajo, Allen Iverson se entretenía con uno de sus hijos en el banquillo del equipo. Dikembe Mutombo claudicó ante O'Neal. Con el jugador interior más dominante, un concepto tan sencillo en el baloncesto como el dentro-fuera se ha convertido en el arma mortífera de los Lakers. Más allá de Bryant, los beneficiados son esos jugadores de equipo que tanto gustan a Jackson. Los Derek Fisher, Brian Shaw, Rick Fox o Robert Horry. Todos ellos ograron canastas vitales para ganar un título.

A pesar del último arranque de coraje de los Sixers en el primer cuarto, Los Ángeles sobrevivió a base de los triples de sus intendentes. De los primeros 34 puntos de los Lakers, sólo 12 fueron de O'Neal y Bryant. Cada vez que Filadelfia se arrimaba, los hombres de Jackson hundían un triple en la canasta de su rival. Así 12 veces en tan sólo 17 intentos. Seis de ellos de Derek Fisher.

Así terminaba la actuación del mejor equipo en la historia de los play-off,con 15 victorias y 1 derrota. Del que ha ganado todos los partidos como visitante desde el 26 de marzo. Del que ha vencido en 23 de los 24 últimos partidos. De unos jugadores y un entrenador que han puesto la primera piedra para construir una dinastía: ganar dos títulos consecutivos. Después del cuarto partido Jackson escribió en la pizarra: "one more" (uno más). Debajo alguien dibujó un corazón, el de Filadelfia que ya no tenía nada más que decir.