Gil cumple diez años al frente del gobierno local de Marbella con su proyecto político agotado
El alcalde marbellí mantiene su feudo, pero ha fracasado en sus demás aventuras políticas
''Hemos roto todos los esquemas', declaró Gil en junio de 1991, pocos minutos después de ser nombrado alcalde. Con un discurso netamente demagógico y ayudado por decenas de videos con promesas fantásticas, Gil logró el apoyo mayoritario de los ciudadanos de Marbella, desencantados con el anterior gobierno municipal y en plena crisis económica y turística. El presidente del Atlético de Madrid consiguió 20.527 votos de las 31.798 papeletas emitidas, lo que se tradujo en 19 concejales de los 25 que tiene la corporción. ''Con 20 bomberos habría ganado igual', dijo Gil el día de su investidura en un multitudinario pleno al que llevó a su madre de 80 años, y que celebró con los acordes del Viva España.
Jesús Gil ha revalidado en dos ocasiones más su mayoría absoluta, en 1995 y 1999, aunque en los últimos comicios municipales pasó de 19 a 15 concejales. El pasado año encabezó la lista de su partido por Madrid a las elecciones generales, pero no consiguió obtener la tan ansiada acta de diputado que le habría proporcionado una cómoda condición de aforado de cara a los múltiples juicios que se le vienen encima. Además ha visto como su hijo, Jesús Gil Marín, renunciaba en abril a su acta de concejal de Estepona, localidad en la que gobernó con mayoría absoluta entre los años 1995 y 1999.
'Durante estos diez años, Gil ha utilizado la política del todo vale y ha transgredido la Ley permanentemente', asegura la portavoz municipal socialista, Isabel García Marcos, que considera al mandatario marbellí 'el paradigma del desprecio más absoluto al estado de derecho'. Según la edil lo único que se puede mencionar en el haber del mandatario marbellí han sido el paseo marítimo, y los dos arcos de entrada a Marbella, además de algunos jardines.
'Si alguna vez hubo proyectos en Marbella están ya agotados', destaca la concejal popular Francisca Caracuel, que asegura que existen luchas internas en las filas del GIL para suceder a su líder al frente del municipio. 'Gil sabe que su futuro no está en Marbella y está buscando un sucesor'' insistie..
El alcalde de Marbella, que confía en obtener una nueva mayoría absoluta en las elecciones de 2.003, ha dejado de arrastrar masas como en sus primeros años de gobierno, en los que los plenos estaban llenos a rebosar de sus partidarios. Ahora seguidores y detractores se reparten por igual. Desde el principio, su gestión al frente del consistorio marbellí ha estado rodeada por la polémica. Quizás el dato que más describe lo que ha sido su gobierno en Marbella venga de la mano del informe del Tribunal de Cuentas, que ha detectado la existencia de 62.000 millones de pesetas de gastos públicos sin justificar en el Ayuntamiento y las empresas municipales entre los años 1991 y 1999.
Una de las primeras actuaciones de Gil fue trasladar a las prostitutas que hacían la calle en la puerta de su casa a otros puntos del término municipal. Gil y Gil dio un lavado de cara a la ciudad, y enarboló la bandera de la seguridad para deslumbrar a los ciudadanos. Acumuló una deuda de cerca de 8.000 millones de pesetas con la concesionaria del servicio de recogida de basura (Segema) en los años 1991 y 1992 que saldó con la entrega de terrenos. Encajó varias manifestaciones contrarias al incremento del suministro de agua, basura e IAE y ordenó derribos de inmuebles sin los preceptivos expedientes, entre ellos el del anterior alcalde, el socialista Antonio Parra. Cerró bares y dio carta blanca a la Policía Local, que ha acumulado centenares de denuncias por malos tratos. Dos meses después de hacerse con el bastón de mando protagonizó un altercado en el Puerto Deportivo de Marbella, que se saldó con 25 heridos.
Durante su presidencia de la Mancomunidad de Municipios la Costa del Sol Occidental, entre 1995 a 1999, se construyó la planta desaladora, cuyo coste, que se calcula en 11.000 millones de pesetas, aun está pendiente de su pago. Jesús Gil no se ha cansado en todo este tiempo en anunciar proyectos faraónicos a bombo y platillo, que al final se han quedado en el aire como son la isla artificial frente a Puerto Banús, un tren monorail, la ciudad del cine o la universidad.
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