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Crítica:MEGADETH | ROCK
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Graníticos

Banda puntera del heavy metal de mediados / finales de los años ochenta en sus modalidades trash y speed, el grupo que lidera el ex metallica Dave Mustaine aún tiene gasolina para afrontar la cuesta abajo con orgullo y dignidad, como demostró en ésta, la primera de las cuatro actuaciones que va a realizar en nuestro país -pasarán también por Barcelona, Valencia y Bilbao-.

Megadeth es una banda que aún consigue extraer vida de los tópicos del género: melenas rubias de rizos imposibles, camisetas negras, muralla de amplificadores Marshall y un enorme logotipo del grupo en el telón de fondo como único adorno escénico.

Pero posee también, como hubo ocasión de comprobar en la actuación que es motivo de esta crónica, una pila de canciones de las que han hecho leyenda en las dos últimas décadas, a excepción de la época en la que a Mustaine le dio por jugar con sintetizadores y su obra quedó un tanto desvirtuada y desprestigiada entre los entendidos.

Megadeth

Dave Mustaine (voz y guitarra), David Ellefson (bajo), Al Pitrelli (guitarra) y Jimmy DeGrasso (batería). Sala Macumba. 3.000 pts. Madrid, lunes 11 de Junio.

Aprendida la lección, el grupo regresa ahora con The world needs a hero, su último disco, a las raíces de un estilo que ha explorado la agresividad, la velocidad y la oscuridad teñidas de épica metálica, como ninguno en las últimas épocas del rock.

En un granítico directo, Megadeth repasó temas de sus diez elepés ante una audiencia entregada, que no desaprovechó el momento de corear con las manos haciendo el signo de los cuernos.

Traca final

Todo el show transcurrió a parecidos niveles de energía y fogosidad rockeras, aunque la traca final con Peace sells y The conjuring, dos de sus más viejas canciones, y las recreaciones de Paranoid, de Black Sabbath, y Anarchy in U.K., de los Sex Pistols, colmaron todos los anhelos de diversión de los asistentes y les mandaron para casa con las orejas llenas de decibelios y el corazón pleno de satisfacción heavy.

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