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Rosa Virós es la primera rectora de una universidad en Cataluña

La sucesora de Enric Argullol es la primera mujer en ocupar este cargo en Cataluña

La más joven de las universidades públicas barcelonesas estará dirigida los próximos cuatro años por Maria Rosa Virós Galtier (Barcelona, 1935), una mujer de izquierdas -es militante del PSC-, casada con el catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Barcelona José Antonio González Casanova y madre de tres hijos. Su candidatura cogió por sorpresa tanto a Enric Argullol -fundador y único rector que ha tenido hasta la fecha la UPF- como al consejero de Universidades de la Generalitat, Andreu Mas-Colell, también catedrático de esta institución, que sin duda hubiera optado al cargo de no haber decidido dedicarse a la política.

Virós ha conseguido reunir en torno a su candidatura a una serie de sectores de la UPF que se sentían excluidos de los beneficios derivados del éxito de un modelo basado en la excelencia académica y en una buena dosis de competitividad, un cóctel que proporcionó fama y prestigio a la institución, pero cuyos criterios de selección también crearon resentimiento y generaron acusaciones de elitismo y arrogancia. La candidatura de Carreras, representante del buque insignia de la UPF, la Facultad de Económicas, estaba apoyada por Jordi Camí, director del Departamento de Ciencias de la Salud y del Instituto Municipal de Investigación Médica. La apuesta estratégica de futuro del rector Argullol daba miedo en estos sectores, que entendían que aumentaría su postergación.

Pese a ello, hace tan sólo tres meses nadie hubiera podido imaginar que la UPF, la universidad que el Gobierno de CiU creó con la pretensión de convertirla en el gran vivero de dirigentes del catalanismo político conservador, cayera en manos de la izquierda. Pero por lo visto ayer, la Generalitat reaccionó tarde y mal ante la emergencia de la candidatura de Virós, que, como ella misma dijo ayer, se fraguó por la presión del miembro de su equipo de gobierno, Jordi Pericot, que renunció a presentarse porque hubiera cumplido la edad de jubilación -70 años- durante su mandato.

El rescate de Carreras en el último momento, para intentar forzar al menos una candidatura de unidad, fracasó. Ayer tan sólo hizo falta una votación. En la primera vuelta el claustro, formado por 120 profesores, 59 estudiantes y 27 miembros del personal de administración y servicios -aunque sólo votaron 186-, otorgó la mayoría absoluta a la catedrática de Ciencia Política, que se había negado tozudamente a integrarse en una candidatura única, tal y como le pedían tanto Argullol como Mas-Colell.

Tras proclamarse vencedora, Virós fue generosa. 'Ahora sí es el momento de hablar de integración', dijo, 'y no antes, abortando el debate'. La nueva rectora reconoció que las facultades de Economía y Empresa y de Ciencias Experimentales y de la Salud habían votado por Carreras y ofreció dos de los vicerrectorados a profesores de estas facultades. Los otros miembros de su equipo, además de Pericot, son Maria Eugènia Huguet, Josep Joan Moreso y Carles Ramió.Luego dejó claro su objetivo: introducir 'cambios en los valores, el estilo y el concepto de universidad pública' y consolidar la 'democracia interna' y el diálogo entre los diferentes miembros de la comunidad universitaria.

La Pompeu Fabra, ironizó Virós en su primera comparecencia ante la prensa, 'ha pasado sus primeros 10 años preocupada en construir edificios, lo que era necesario y ha sido una gran contribución del anterior rector a la ciudad, pero con esta intensidad se nos han perdido las personas. Tenemos que recuperar el trato humano que había en el momento fundacional'. Intentará, añadió, romper la imagen de 'prepotencia o elitismo' que pueda tener la universidad, sin que ello signifique bajar el listón de exigencia, pero sí abrirse a las demás universidades catalanas y españolas. 'Ya somos una universidad madura', dijo, 'no debemos tener complejos'.

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La nueva rectora hizo una referencia especial al colectivo estudiantil, cuyas relaciones con el rectorado consideró 'una cuestión pendiente' -una parte boicoteó las últimas elecciones al claustro-, y prometió incorporar a sus representantes a los vicerrectorados cuya actividad les afecte más directamente, 'para que participen en el debate de las decisiones y se responsabilicen' de ellas.

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