Tardes de moraleja, noches de pasión
Están los Comentarios a la guerra de las Galias, de Julio César, y están los Comentarios a los cuentos clásicos, de Ana Botella. Son textos distintos, pero de ambos se puede sacar enseñanza y provecho. Parece que, al menos los miembros del Gobierno regional, sí han leído a Ana Botella. Sobre todo cuando escribe: 'Debemos comprender a los que han tenido unas condiciones duras y difíciles en su niñez. A ellos no se les puede juzgar igual que a los que hemos disfrutado de colegio, familia...'. Más o menos, es lo que la consejera de Servicios Sociales, Pilar Martínez, contestó a María Luisa Sánchez Peral (IU), que preguntó por los incidentes protagonizados por los niños del Centro de Menores de El Pinar. Indudable la contribución de Ana Botella en la política madrileña.
No se sabe si el consejero de Economía, Luis Blázquez, ha leído esas reflexiones. Pero, comprensivo, al socialista Antonio Carmona, que le recriminaba lo cara que está la inspección técnica de vehículos, le justificó así lo que, a su juicio, era precipitación en el joven diputado: 'A lo mejor es que le distraen las noches de pasión'. Se refería a que Carmona había dicho que el Instituto Madrileño de Formación pagaba noches de hotel a los alumnos que asistieran a cursos... y a sus acompañantes.
Comprensión, ya digo. Las preguntas de ayer fueron como el dinero del pobre honrado: poquito pero bien gastado. El consejero Luis Eduardo Cortés recomendó a Antonio Fernández Gordillo (PSOE): 'Busque la simplicidad, que es uno de los caminos de la sabiduría'. El parlamentario quería saber el número real de viviendas públicas en alquiler. Fernández Gordillo debe leer a Ana Botella: 'Es probable que nuestra curiosidad nos lleve a fatales consecuencias que luego no tengan solución'.
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