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Reportaje:

Futbolistas italianos contra el racismo

Jugadores del Treviso apoyan a un compañero nigeriano frente a los 'tifosi'

Dieciocho jugadores del Treviso, un equipo de fútbol de la segunda división italiana (que acaba de bajar a tercera), dieron el domingo toda una lección de civismo a centenares de hinchas de su club. En un gesto de solidaridad original, los jugadores salieron al terreno de juego con el rostro maquillado de negro, el color de la piel de uno de sus compañeros de equipo, el jovencísimo Akeem Omolade. El jugador nigeriano, que no ha cumplido los 18 años y lleva dos temporadas en las filas del Treviso, sufrió el 27 de mayo una afrenta inexplicable por parte de la hinchada local. El equipo, perdedor esta temporada, disputaba un encuentro con el Terni (en la ciudad del mismo nombre, en la Umbria, región de Italia central). En el minuto 68 del partido, el entrenador del Treviso, Mauro Sandreani, decidió darle una oportunidad a Omolade, hasta entonces jugador de los juveniles. Pero apenas el jugador nigeriano pisó la hierba del campo, los hinchas del equipo plegaron las pancartas y banderas y abandonaron las gradas.

Para Omolade fue una sorpresa porque, como el mismo ha declarado después, nunca se había encontrado con un mal gesto en Treviso, la ciudad donde ha pasado los dos últimos años de su vida. Pero los estadios de fútbol son otra cosa. Sobre todo en Italia, un país tranquilo y tolerante que cuenta con un verdadero récord de episodios de violencia y racismo en sus estadios. Cuando no son los hinchas del Lazio, organizados como un auténtico ejército que despliegan pancartas tildando de 'negros y judíos' al equipo rival, son los del Roma y cuando no, los del Verona, un equipo con seguidores particularmente hostiles a los jugadores de color, detalle que corroboró en público con total ingenuidad su presidente, cuando reconoció hace unos meses que no se atrevía a contratar a un futbolista nigeriano por temor a los hinchas. Pero el fenómeno no afecta sólo al rico noroeste italiano. El pasado domingo, los seguidores del Cagliari, el equipo de la capital de Cerdeña, recibieron con un coro de insultos racistas a un jugador hondureño, Suazo, algo a lo que está acostumbrado también el brasileño Aldair, del Roma.

La tifoseria, ya se sabe, es la que manda e impone su ley a clubes y presidentes. Y por más que el Gobierno italiano ha querido cortarles las alas a este tipo de hinchas las autoridades no siempre han mantenido la cabeza fría ante episodios de este tipo. En Treviso, por ejemplo, uno de los bastiones de la Liga Norte, el movimiento ex secesionista que propugnaba la independencia de la Padania, el alcalde Giancarlo Gentilini (liguista también) tiene una buena relación con los ultras del equipo. Gentilini no comparte las reticencias de los tifosi hacia Omolade, porque lo que cuentan son los resultados de un jugador, y niega rotundamente que en Treviso haya racismo. Pero su comentario, a propósito de la iniciativa de los compañeros de Omolade, no ha sido exactamente solidario.

Gentilini, famoso por su desprecio de los usos diplomáticos, ha pasado por alto el gesto moral y se ha quedado con el detalle de la derrota. 'Han elegido el color adecuado, el negro de la vergüenza, la vergüenza del descenso a tercera división', dijo el alcalde refiriéndose a los rostros pintados de los jugadores.

Lorenzo Minotti, uno de los futbolistas de los que partió la iniciativa de maquillarse de negro como Omolade, ha reconocido que su gesto se prestaba a ser contemplado con ironía, al coincidir con la jornada que marca el desastroso descenso para el equipo. 'Pero no queríamos dejar pasar sin decir nada un acto tan grave. Se dice que los jugadores son superficiales y con pocos ideales, seguramente porque tienen la suerte de ganar mucho dinero. Pero también tenemos una conciencia. Algo que dudo mucho que tengan los que se echaron a reír al vernos con la cara pintada de negro. Significa que no han entendido nada y son tan responsables de lo que le ocurrió a Omolade como los que estaban en Terni el domingo pasado'.

El incidente del 27 de mayo había provocado ya la reacción silenciosa pero eficaz de una de las firmas que patrocinaban al Treviso. Battaglia, SL, retiró su apoyo al club porque 'no deseaba ver su nombre asociado a un equipo que tolera ultras de esa clase'. El único que ha sido lo bastante generoso como para perdonar a la hinchada ha sido la propia víctima, Akeem Omolade, que les ha dado incluso las gracias: 'Si he llegado a ser famoso, el mérito es suyo'.

Los jugadores del Treviso entran en el estadio el domingo con varios niños y el nigeriano Omolade.
Los jugadores del Treviso entran en el estadio el domingo con varios niños y el nigeriano Omolade.D-DAY/ANSA

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