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La mitad de las 1.500 chabolas de la región están en dos distritos de la capital

La Comunidad desmantelará los poblados de El Salobral y el Pozo del Huevo antes de 2003

Luis Peral, viceconsejero de Obras Públicas, Urbanismo y Transportes explica, eso sí, que no se han comprometido a desmantelar El Salobral y el Pozo del Huevo en ninguna fecha concreta. 'Nuestra previsión es hacerlo en esta legislatura, que concluye en 2003, pero no hay nada fijado', precisa. En el Pozo han sido realojadas ya ocho familias, y 20 en El Salobral.

Peral considera que en Las Barranquillas, el principal hipermercado de la droga de Madrid, con 290 chamizos, 'más que de realojamientos hay que hablar de aplicación de la disciplina urbanística para el derribo de las chabolas, de atención a los toxicómanos y de represión policial del tráfico de drogas'. No obstante, el IRIS, que tiene un equipo de trabajo social en este poblado, realojó el año pasado a seis familias que malvivían en este núcleo desde antes de que se convirtiera en un punto de trapicheo de estupefacientes.

Fuencarral es, a mucha distancia de Villa de Vallecas y Villaverde, el tercer distrito por número de familias chabolistas, con 177. La mayoría vive en el poblado portugués de Pitis, que el Ayuntamiento preveía empezar a realojar en enero aunque la operación se ha retrasado. En otros municipios apenas hay concentraciones de chabolas, salvo en Las Castellanas, en San Fernando de Henares, con 48 casetas, y la Vereda del Pan y Agua, en Móstoles, con 55.

No todos los chamizos levantados en los grandes poblados de la región están habitados. Según datos del IRIS, el 35% de las 254 chabolas de El Salobral y el 25% de las 140 del Pozo del Huevo se utilizan como almacenes y cuadras, no como morada. Sobre Las Barranquillas no hay datos, aunque el Instituto estima que buena parte funcionan sólo como despachos de venta de drogas y sus ocupantes no las utilizan como vivienda habitual.

En los principales núcleos de infraviviendas habitan unas 3.000 personas, un tercio de las cuales son niños menores de 10 años. Así lo indica la memoria del IRIS y lo destaca un reciente informe sobre Menores en situación de pobreza elaborado por el equipo de sociólogos EDIS para el Defensor del Menor, Javier Urra. Sólo uno de cada diez chabolistas tiene más de 40 años, y entre todos los poblados hay únicamente siete septuagenarios. La situación de estos chavales, que malviven en núcleos sin servicios mínimos y rodeados de marginalidad, ha llevado a a Urra a solicitar que se refuercen los programas de realojamiento en viviendas dignas. Dichos programas existen desde 1986 y, hasta ahora, con ellos se han desmantelado 3.200 chabolas y realojado a sus moradores. Pero tras cada derribo surgen nuevos asentamientos formados por familias llegadas de otras localidades y por hijos de los ya realojados.

Hay también casos de vendedores de drogas que, tras el derribo de un núcleo, se trasladan a otro a levantar una caseta, vivan o no en ella, para seguir trapicheando. Esto último ha sucedido en Las Barranquillas, donde las primeras chabolas las construyeron familias que vivían antes en otros hipermercados de la droga ya derribados, como Torregrosa, en Usera, y La Rosilla, en el distrito de Puente de Vallecas.

El 63% de las familias de los poblados chabolistas lleva en ellos menos de un lustro. Un tercio procede de Madrid y otro tercio de Extremadura. La mayoría son familias gitanas. Tres de cada diez chabolistas son analfabetos, y el 68% de los hogares están formados por un máximo de cuatro miembros.

Carencia de servicios

La carencia de servicios básicos como la luz eléctrica, el agua corriente, la recogida de basura o el sistema de alcantarillado es una característica común a todos estos núcleos. Pero entre unos y otros hay diferencias. Según la memoria del IRIS, las peores condiciones se dan en Las Barranquillas y El Salobral: con pésimos accesos, sin transporte público, alumbrado ni red de saneamiento.

En todos estos barrios hay equipos de trabajo social del IRIS. Uno de sus cometidos es escolarizar a los niños y luchar contra el fracaso y al absentismo escolar. En los mayores núcleos chabolistas de la capital hay 751 chiquillos de entre seis y 16 años (etapa obligatoria) escolarizados en 93 centros, el 68% de ellos públicos. Pitis, con 146 escolares, es el poblado con más chavales en edad lectiva, pese a no ser uno de los más grandes. En Las Barranquillas hay 144 menores escolarizados, 140 en El Salobral y 123 en el Pozo del Huevo.

La mayor parte de estos muchachos cursan el ciclo de primaria. En la etapa de secundaria (a partir de los 12 años) comienza el absentismo escolar. No hay ningún joven chabolista estudiando el bachillerato.

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