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Los más rápidos con motor corporal

Johnson alcanza en los 200 metros mayor velocidad media que Greene en los 100, aunque éste tenga puntas más altas

¿Quiénes son los deportistas más rápidos con la única ayuda de sus fuerzas o con distintos instrumentos pero siempre sin motor?

El estadounidense Michael Johnson es el atleta más veloz en promedio con su plusmarca en los 200 metros. Se acerca más a los 40 kilómetros por hora que su compatriota Maurice Greene en los 100 o los 60 aunque éste logre puntas de velocidad más altas en algún tramo. El descalificado canadiense Ben Johnson y el estadounidense Carl Lewis en Seúl 88, entre los 50 y los 60 metros; Lewis en los Mundiales de Tokio 91, entre los 70 y los 80, o Greene, camino de su récord de los 100 en 1999, sí han sido los más veloces en algún tramo a 43,34 kmts/h. O Bob Hayes, el mítico campeón en Tokio 64, que hizo el último relevo de Estados Unidos en el 4x100 a 41,66.

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Pero en una distancia completa, el hectómetro, por ejemplo, o en tramos más cortos y explosivos, como los 60 metros, la prueba clásica en pista cubierta, no se alcanza la máxima velocidad como parecería lo más lógico. Se logra en los 200, la ideal para conseguir la mayor de crucero sostenida. Johnson lo demostró con su récord galáctico de Atlanta 96, 19,32s, a 37,27 kmts/h, superior a los 36,77 o 33,80 de Greene en los suyos en los 100, 9,79s, y los 60, 6,39s. Pero más allá el cansancio pasa factura. Los 43,18s de Johnson en los 400 bajan ya a 33,35 kmts/h.

El 28 de enero de este mismo año, el nadador británico Mark Foster, de 30 años, sólo séptimo en los 50 metros libres de los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, con 22,41s, batió en la reunión de la Copa del Mundo de París el récord mundial con 21,13s. Con ese tiempo no sólo superaba los 21,21s logrados el 23 de marzo de 2000 por el estadounidense Anthony Ervin, campeón olímpico seis meses después con 21,98s, sino que le sustituía como el nadador más rápido al deslizarse a 8,52 kmts/h frente a 8,49.

Desde que los 50 metros pasó a ser la prueba más corta del sprint, en detrimento de la prestigiosa y clásica de los 100, las mayores velocidades empezaron a conseguirse en ella. La resistencia del agua da la primacía a los más explosivos. Y, al igual que en todas las pruebas de natación, más aún en la piscina corta de 25 metros, en vez de la olímpica de 50, al tener mayores empujes los nadadores con más virajes.

El ruso Alexander Popov, aún uno de los últimos grandes velocistas, mantiene la plusmarca mundial de los 50 metros en piscina larga con 21,64s, los que supone una velocidad de 8,31 kmts/h. En los 100 él mismo es el más rápido, pero ni con su récord de 46,74s en piscina corta, con tres virajes, llega a los 8. Se queda en 7,70. Y los 47,84s del holandés Pieter van de Hogenband, que le arrebató el de piscina de 50 metros, con sólo un viraje, apenas suponen 7,52.

Si se trata de modalidades con materiales añadidos, como el patinaje, el esquí, el ciclismo, la vela, el remo o el piragüismo, no sólo depende ya de que se necesite recorrer una distancia mínima para alcanzar la punta de velocidad, o de lograrla antes de que llegue el final de la fuerza del deportista, sino de otros factores, como la forma de las pistas, las superficies o los vientos. Gracias a estos últimos, el francés Thierry Bielak superó los 82 kmts/h con su tabla, 10 más de a cuánto logró impulsar su bicicleta con la fuerza de sus piernas el canadiense Curt Harnett en la altitud de Bogotá en los últimos 200 metros lanzados de la prueba de velocidad. Porque si es con salida parada la máxima velocidad no llega a los 60. El récord mundial del kilómetro, del francés Arnaud Tournant, logrado también con el beneficio de la altura de México como los famosos de la hora del belga Eddy Merckx, el danés Ole Ritter y el italiano Francesco Moser, se queda en 59,85. El mismo Tournant, lo mismo que Florian Rousseau y Laurent Gané, sí sacó una media de 61,04 en sus 250 metros de los 750 totales en la nueva prueba de velocidad por equipos, también lanzados, y ganada por Francia en Sydney 2000.

En patinaje sobre hielo ya se han superado los 50 kmts/h, pero, al igual que en el atletismo, es más rápido el plusmarquista mundial de los 1.000 metros, el canadiense Jeremy Wottherspoon, que el japonés Hiroyasu Shimizu, la pequeña bomba en los 500, la distancia más corta en el anillo olímpico de 400, al que se da una vuelta y una recta más. En todo caso, ambos son mucho más rápidos que el más veloz sobre ruedas, el estadounidense Harry Vogel, que aprovechó la altitud colombiana de Barrancabermeja para conseguir 48,75 en los 15.000 metros. En la pista pequeña sobre hielo, en cambio, dada su cuerda, apenas 111 metros, sólo en la prueba más corta de los 500 el canadiense Jeffrey Scholten ha llegado a superar los 43.

El estadounidense de origen marroquí Jalid Januchi, plusmarquista de maratón, corre los 42,195 kilómetros a una velocidad ligerísimamente mayor, 20,38, a la que consigue el máximo especialista en la velocidad sobre piragua, el israelí Michael Kolganov, en 200 metros; y bastante superior a la que mueve su skiff en la distancia inamovible de 2.000, el mejor remero actual, el neozelandés Rob Wadell. Pero no puede con los casi 24 que logró el español de origen alemán Johann Muehlegg para ganar los 50 kilómetros de los Mundiales de esquí de fondo.

El hombre ni siquiera con herramientas puede con los animales y sus propias fuerzas. En el agua no hay comparación y en la tierra, por ejemplo, Monarchos, el caballo ganador del último Derby de Kentucky, montado por el yóquei Jorge Chávez, sí superó los 60 kmts/h (60,36) en los 2.012 metros, lo que no consiguió Tournant en el kilómetro con bicicleta. Sin Chávez encima, los monarchos de carreras rozan incluso los 70, algo más que los galgos, las liebres y otros muchos animales, que superan los 40, velocidad que alcanza incluso el elefante. Las gacelas y los antílopes, entre 80 y 100. Y el rey, el guepardo, con sus 115, es en llano más veloz incluso que un trineo en descenso, prueba en la que el más laureado, el italiano Armin Zöggeler apenas pasa de los 100. O que en esquí, donde el austriano Hermann Maier y los grandes especialistas de descenso logran puntas sobre los 110, pero no en media. El también austriaco Weirather ganó el Hannenkam en 1982 a más de 107.

Sólo en el actual esquí de velocidad, que sustituyó al kilómetro lanzado, en el que se cronometra un tramo de 100 metros, sí se puede deslizar hasta los 200 kmts/h. Pero ese límite, superado a 223,74 por el francés Michael Prufer en 1988, ya no se puede alcanzar ahora por razones de seguridad. El finlandés Juka Vitasaari, por ejemplo, acaba de ganar, en marzo, los Mundiales de Cervinia a menos de 160.

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