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Asesinado en el Retiro un indigente tras robarle su teléfono móvil

La víctima, de 60 años, convivía con otras dos personas en un rincón del parque

Esther Sánchez

El sexagenario Sáez convivía en un rincón del parque del Retiro con un hombre y una mujer de unos 40 años. El jardín les servía de refugio y de casa. Habían aparcado sus pocas pertenencias en una zona vallada habilitada para pasear a los perros sueltos, que se encuentra a pocos metros de la puerta que tiene el parque por la calle de Menéndez Pelayo, esquina con la del Poeta Esteban Villegas. Los tres amigos encontraron allí su sitio, tranquilo y alejado de las miradas indiscretas. Sólo entraba de vez en cuando algún vecino a pasear al perro y los fines de semana llegaban chicos con litronas. Sin más techo que el cielo, se instalaron en el suelo, extendiendo sus sacos, cartones y mantas.

Según declaró un testigo a la policía, cuando Sáez y sus compañeros estaban alrededor de las tres de la mañana en su rincón, llegaron dos desconocidos con intención de robarle. Durante el incidente se produjo un forcejeo que acabó cuando Sáez recibió una cuchillada en el costado derecho.

Al llegar al lugar, los efectivos del Samur-092 se encontraron al herido en parada cardiorrespiratoria y no pudieron hacer nada por salvarle la vida, ya que la herida era mortal de necesidad. El arma le había penetrado por el costado derecho, a la altura del cuarto espacio intercostal, según fuentes del Samur.

La víctima y sus amigos habían elegido este lugar para vivir después de que fueran desalojados de un pequeño edificio abandonado que hay en los alrededores y que anteriormente estuvo ocupado por una guardería infantil. Un vecino del barrio comenta que el grupo de indigentes 'estuvo durante mucho tiempo en ese local', mientras que en el lugar actual únicamente vivía 'desde hace unos dos meses'.

Francisco Sáez y sus compañeros de miseria ocupaban un pequeño espacio que se encuentra apartado de los caminos que utiliza la gente para pasear por el parque, por lo que aquéllos se sentían tranquilos.

Un vecino que saca al perro todos los días por la zona donde vivía Francisco conoce a los tres indigentes y subraya que nunca se vieron implicados en ningún incidente. Explica que a Francisco no le conocía mucho, porque llevaba menos tiempo por el Retiro. Sin embargo, las otras dos personas que pernoctaban con él estaban por el parque desde hacía muchos años. 'Al fallecido le veía todos los días sentado en un banco donde leía el periódico y a veces hablaba por un teléfono móvil', dice. 'Esta mañana, cuando he sacado al perro, me he encontrado con que todas sus cosas estaban patas arriba. No me explico lo que ha pasado, no tienen ningún sitio a donde ir, pero son buena gente', dice este vecino.

El vecino cuenta cómo la mujer que compartía penurias con Sáez tiene problemas con el alcohol y que, a veces, le ha seguido por el barrio hasta conseguir que le regale un paquete de cigarrillos. 'Eso es toda la molestia', puntualiza.

En el supermercado Caprabo de la calle de Narváez también conocen al amigo de Francisco, que lleva unos diez años pidiendo limosna allí sin causar ningún problema. 'Se pone delante del supermercado y toca una flauta. Todos le conocemos, y las señoras le dan alimentos y hablan con él', comenta un empleado del establecimiento.

Esteban, otro vecino del barrio, conoce al grupo de indigentes desde hace tiempo y coincide en que nunca han causado problemas. 'Podían emborracharse, pero eso era todo', dice dirigiendo una mirada entristecida al hueco donde horas después del crimen aún se podía ver la manta térmica y los guantes de plástico que los sanitarios del Samur y la policía utilizaron para atender a Francisco. Al lado, dos sacos de dormir, unos carritos de la compra, cartones y ropas diseminadas.

Rafael Simancas, portavoz del grupo municipal PSOE-Progresistas, considera que hechos como el asesinato de Sáez se podrían evitar si el Ayuntamiento y la Delegación de Gobierno aumentasen las medidas de seguridad y la presencia policial en las calles de Madrid.

Simancas considera que el proyecto del PP de cerrar el Retiro por las noches no conduciría a incrementar la seguridad ciudadana, ya que es imposible cerrar todas las calles de la capital donde se comete un crimen.

Las cifras de homicidios del último mes son preocupantes: en mayo murieron violentamente en Madrid ocho personas.

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Sobre la firma

Esther Sánchez
Forma parte del equipo de Clima y Medio Ambiente y con anterioridad del suplemento Tierra. Está especializada en biodiversidad con especial preocupación por los conflictos que afectan a la naturaleza y al desarrollo sostenible. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y ha ejercido gran parte de su carrera profesional en EL PAÍS.

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