El Barcelona supera el primer apretón
Unicaja resistió hasta el último momento
El primer partido confirmó de pleno que la batalla entre Barça y Unicaja para plantarse en la final va a constituir un asunto de lo más espinoso. El baloncesto produce muchas veces el espejismo de que por un arreón, una fase de desatada furia y acierto, el partido ya está visto para sentencia. Por esos derroteros iba la cosa ayer. El Barcelona alcanzó esa velocidad supersónica en la que tan bien se desenvuelve y en la que intimida a su rival hasta extremos humillantes. La belleza del partido de ayer, que la tuvo a pesar de que los dos equipos se enfrascaron en poco vistosas batallas tácticas defensivas, estribó en la manera en que Unicaja se sobrepuso para dar réplica y en la forma en que el Barça tiró de sus recursos para superar el apretón. El Barcelona sufrió hasta el último minuto, hasta que despareció, a causa de las faltas, el gigantón francés Frederic Weis, que realizó un trabajo impagable. El partido del pivote y la pugna entre Gasol y Abrams fueron de los más sobresaliente de la jornada.
BARCELONA 95| UNICAJA MÁLAGA 88
Barcelona: Jasikevicius (18), Digbeu (11), Karnisovas (12), Gasol (15), Dueñas (7) -cinco inicial-; Rodríguez (2), Hawkins (10), De la Fuente, Savic, Rentzias (7), Elson y Navarro (13). Unicaja: Cabezas (7), Mrsic (8), Sonko (16), Abrams (15), Petruska (2) -cinco inicial-, Jaumin (9), Rodríguez (3), Vázquez (12), Phillip (5), Miller (5) y Weis (6). Árbitros: Betancor, Sancha y Requena. Eliminado: Weis. Palau Blaugrana: 7.800 espectadores. Primer partido de la serie al mejor de cinco de las semifinales de la Liga ACB. El segundo encuentro se disputará el próximo lunes en el Palau Blaugrana.
Los auzulgrana alcanzaron ventajas de hasta 13 puntos (34-21), pero Maljkovic supo reactivar al equipo malagueño, muy presionante, obligando al Barcelona a incurrir en continuas pérdidas de balón. Aunque Mrsic estuvo fuera de onda, Unicaja llegó a situarse por delante (64-65). Pero una de los sellos de los equipos de Aíto es que en cualquier momento, cualquier jugador, puede emerger para solventar éste o aquél problema. Ese fue el caso de Jasikevicius y Navarro, que situaron al Barça en una posición si no cómoda, sí al menos prometedora (84-76) de cara a un final que ya se adivinaba igualado.
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