Golpe de mano del Tau

Se esperaba espéctaculo la tarde de ayer en el Raimundo Saporta, pero no lo hubo. Poco le debió importar al Tau, que arrancó las semifinales con un golpe de mano en toda regla. Sorprendió al Real Madrid a domicilio y le arrebata la ventaja de campo. Los vitorianos atraparon el triunfo con su habitual consistencia. No perdieron la cara al partido en dos primeros cuartos plagados de errores por ambos bandos, cobraron ventaja en el tercer periodo y gestionaron esa renta con sabiduría en el último.

El partido no fue brillante, ni siquiera aseado. La tarde pedía algo mucho más ligerito y refrescante para mitigar la chicharra que caía sobre Madrid. Un baloncesto de puntos y velocidad, una cosa alegre y atrevida, pero al bochorno de puertas afuera se unió, dentro, el del Real Madrid y el Tau.

Todo arrancó torcido. Stombergas, el mismo que hace una semana anticipó las vacaciones del Estudiantes con 8 triples en 9 intentos, fallaba tres seguidos en el mismo ataque; Lucio Angulo, pasado de revoluciones, automutilaba sus opciones con tres personales en los primeros cuatro minutos y medio; de Herreros y Timinskas no se tenían noticias ni parecía esperárseles... Bajo el cartel de las semifinales se estaba jugando un partido del montón al que el arbitraje tampoco ayudaba. Los colegiados salieron con la lupa puesta. A la mínima, falta. Así hasta ¡¡16 veces!! en el primer cuarto, nueve en contra del Madrid y siete del Tau. Los parones, de tan repetidos, se hicieron tediosos.

Raúl López, en el Madrid, y sobre todo Alexander, en el Tau, resultaron los únicos que se comportaron conforme a lo esperado.

El joven base blanco ha llegado a la recta final de la temporada en su mejor momento. Físicamente mantiene intacta su endiablada velocidad; mentalmente se le ve en ganador, crecido ante el mal estado de Djordjevic y dispuesto a cargar con responsabilidades que no le corresponden. Como la de apotar puntos, por ejemplo. Para encestar están otros, pero 14 puntos le bastaron para ser ayer el máximo anotador de su equipo. El problema, para su equipo se entiende, es que no parece problable que el Madrid gane muchos partidos con su base como máximo artillero.

Mejor le lució el pelo a Alexander, el rey de la zona ante las condescendientes torres blancas. Meek fue el único que plantó batalla, pero Zidek naufragó y Struelens resultó, sin más un desastre. Ninguno pudo parar al veterano pívot del Tau. Discretamente, sin armar ruido, Alexander sacó petróleo con sus habituales tiros de media distancia y acabó con unos números espectaculares: 21 puntos y 10 rebotes. Hueco por dentro y con Herreros y Djordjevic en horas bajas, al Madrid no le quedó más remedio que refugiarse en los fogonazos de Raúl y de un Milic pugnaz pero excesivamente irregular. Demasiado poco cuando enfrente se encuentra la máquina perfectamente engrasada que es el Tau.

Poco importa que Bennett, la fuente de la que brota todo su juego, estuviera más discreto de lo habitual. Fue, de hecho, cuando él se fue al banco y salió Corchiani a la pista, en el tecer cuarto, cuando los vitorianos se despegaron ya sin remedio. Eso es el Tau de Ivanovic. Un gota a gota constante hacia la meta. Apunta a la Liga.