Propuesto para sanción por desobediencia y falta de respeto
Inhibición en la lidia de su segundo toro, desobediencia a la presidencia y falta de respeto al delegado gubernativo. Todos estos cargos lucían ayer en el acta redactada por Manuel Muñoz Infante, el presidente de la 23ª corrida de abono de la feria de San Isidro. La diana de los dardos: José Tomás. 'Se ha duchado y se ha ido. Pero, me parece que la cosa no ha sido para tanto. Otros toreros han escuchado tres avisos en Las Ventas y no por eso les han hecho nada', comenta Andrés, el hermano del diestro, desde la habitación del hotel Victoria, donde Tomás se duchó para después irse.
'Herida por asta de toro con orificio de entrada y salida de 15 centímetros que afecta al tejido celular subcutáneo. Intervenido con anestesia local...'. Éste otro parte lucía bajo la bombilla de 40 vatios que vela la entrada de la enfermería de Las Ventas en la 23ª corrida de abono de la feria de San Isidro. El herido, de nombre Miguel Abellán, dejó que le taparan el hueco y... 'es un torero y quería agradecer al público su entrega', afirma David García, mozo de espadas del diestro. Su comentario retumba entre las paredes de azulejos de la sala de urgencias del hospital La Fraternidad donde fue trasladado Abellán una vez acabada la corrida. 'Además, tiene un golpe en la espalda muy fuerte de la voltereta que le ha dado el último toro', concluye el asistente del espada.
Contrastes
La tarde se fue en contradicciones, almohadillazos, ovaciones, gritos y jaranas. Hubo de todo y todo ello al mismo tiempo, concentrado en un instante. Salía Abellán arrastrando la pierna derecha camino de la arena y Tomás se refugiaba contra el burladero del griterío. Toda la lidia del quinto de la tarde, el de la polémica, el torero herido se lo pasó en el quirófano. Uno negándose a matar su toro y el otro forzando al médico a que le vendara la pierna para seguir toreando.
Tras la oreja cortada al tercero de la tarde, Miguel Abellán atravesaba el pasillo rumbo a la enfermería. En el muslo derecho, un cerco de sangre que se fue agrandando por segundos. Pese a ello, todo parecía indicar que la cosa se había quedado en un varetazo. Poco más tarde, el picador Jaime Ruiz Soro sacaba de dudas a los congregados a pie de quirófano: 'El cuerno le ha atravesado la pierna de un lado a otro'. Primera conclusión: no torea. No torea pese a tener la posibilidad firme de salir por la puerta grande.
Remolino de gentes, allegados y amigos. Martín Recio, El Jaro y Ángel Rivas, los tres de la cuadrilla del corneado, se inquietan, entran y salen. En éstas que llega el padre: 'Él quiere torear. Con estos toros y estas figuras, él puede ganar y quiere torear'. Segunda conclusión y definitiva: pese a todo, a pesar de heridas y cornada, torea.
Mientras, en la plaza, José Tomás se inhibe. Tarde de sangre y contrastes; hoteles y quirófanos.
Babelia
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