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Dos restauradoras heridas al desplomarse la bóveda de una iglesia en Zaragoza

'Sólo vimos una gran nube de polvo, un gran estruendo y más polvo: hoy hemos vuelto a nacer'. Es el testimonio de Silvia, una de las 24 alumnas de la Escuela Taller de Restauración Mural de Aragón que ayer vieron cómo se desplomaba sobre ellas la bóveda lateral izquierda de la techumbre de Iglesia barroca zaragozana de Santo Tomás Villanueva, conocida como La Mantería, en la que Claudio Coello pintó a finales del XVII hermosos frescos que se encuentran en un proceso de restauración.

Eran las 11.30 cuando se derrumbó, sin que nadie se explique aún por qué, la bóveda de la iglesia, cuyas pinturas están siendo restauradas desde 1998. Los bomberos apenas tardaron en llegar cinco minutos. Todas las alumnas lograron salir, junto a los operarios que trabajaban en la restauración de la iglesia, pero dos de ellas, una alumna y una profesora, Mónica Mayoral, de 24 años y Natalia Nieto, de 27, quedaron atrapadas. Jesús Arroyo, un voluntario, relató más tarde: 'Cuando entramos, a una de ellas sólo se le veía el pelo. Estaban atrapadas entre los cascotes, que hicieron de parapeto'.

El jefe médico de Bomberos, Armando Cester, aseguró que los trabajos de desescombro fueron muy rápidos y que eso evitó males mayores. Las dos heridas sólo tuvieron que ser atendidas en el Hospital Miguel Servet de la capital de contusiones y alguna fractura. Fueron trasladadas rápidamente al hospital Miguel Servet, de Zaragoza. Otra chica tuvo que ser atendida de asfixia, provocada por el polvo del derrumbamiento.

La nube de polvo y el estruendo causado por el derrumbamiento hizo además que los responsables del Colegio de las Escolapias, contiguo al templo, decidieran desalojar el centro para evitar que los alumnos corriesen riesgos.

El numero dos del Gobierno aragonés, José Ángel Biel, que se trasladó hasta la iglesia al conocer el suceso, y el director de Patrimonio, Antonio Mostalac, reconocieron que fue un milagro que no se produjeran más daños personales, dadas las características del derrumbe. La empresa encargada de la restauración, Urcoya, había realizado ya el 25% de los trabajos y el resto debía concluirlos para finales de año. Los alumnos de la Escuela Taller reparaban los murales simultáneamente a la realización de los trabajos de rehabilitación del edificio.

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