_
_
_
_
LA OFENSIVA TERRORISTA
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El pecado de la ceguera

La semana pasada, un veterano periodista norirlandés de visita en Euskadi manifestaba su sorpresa por la deriva de la ETA actual. Le desconcertaba su ensañamiento con los medios de comunicación, un terreno que el IRA, referente en tantas cosas para el radicalismo violento vasco, se ha vedado a lo largo de su trayectoria de violencia, y la cadena de atentados contra intelectuales, empresarios, jueces o políticos de todos los niveles. 'Es la primera organización que conozco que afirma querer 'liberar' a su país y que, en vez de intentar atraer a su causa a la opinión pública internacional, se embarca en un tipo de acciones que sabe que va a provocar el rechazo general', confesó.

Más información
El reflujo

Su perplejidad quizá se deba a la inercia de seguir viendo en la ETA de hoy una prolongación de la que luchó contra el franquismo, más allá de la persistencia de sus métodos. Hasta la ruptura de la tregua no se ha percibido con toda nitidez la naturaleza del cambio estratégico que se produjo a mediados de los noventa con la llamada Alternativa democrática y su apoyatura de la 'socialización del sufrimiento'. La sustancia de ese giro es pretender hacer evidente la existencia del 'conflicto' en los términos de opresión nacional que sólo ve ETA y sus fieles, mediante el método abrupto de involucrar en él, con la amenaza, el acoso o la eliminación física, a todos los sectores de la sociedad vasca y española. En la búsqueda de la visualización de una guerra en la que sólo una parte se da licencia para matar, los medios de comunicación tienen un protagonismo especial.

Ya en 1995 la ponencia Txinurriak (Hormigas), elaborada por KAS, abogaba por crear el clima social necesario para poder 'meter (...) la lucha armada' contra periodistas y medios de comunicación no afines. Porque, aunque ellos no lo sepan, son en realidad 'un instrumento de guerra contra Euskal Herria', como sentencia la propia ETA en su boletín interno (Zutabe) del pasado mes de febrero. Las varias páginas del documento que analizan con ínfulas científicas 'el mito de la libertad de expresión' o la estructura empresarial de 'la rama mediática española' encuentran su sentido en el epílogo sumarísimo que justifica los asesinatos decretados. El objetivo de 'nuestras acciones', anuncia la organización, es cambiar el posicionamiento 'de esos medios y de esos periodistas (...) en el conflicto: que se pase de pedir la guerra a pedir soluciones'.

El pecado de los medios, como el de los numerosos colectivos amenazados, es de ceguera y de increencia: no ver que Euskal Herria está efectivamente sojuzgada por dos estados opresores que niegan sus derechos más elementales, y no creer que ETA es una organización liberadora que mata porque no le queda otro remedio y por nuestro bien.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_