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'Tenemos el deber de recordar que el silencio es cómplice del terror y que por eso no lograrán callarnos'

El consejero delegado del Grupo Correo, José María Bergareche, leyó ayer una declaración en repulsa del asesinato del director financiero de El Diario Vasco, Santiago Oleaga, cuyo texto íntegro es el siguiente:

'En estos momentos de inmenso dolor, desde la más firme repulsa ante tan odioso crimen, los responsables de El Diario Vasco y de todo el Grupo Correo, los compañeros de Santiago, queremos estar al lado de sus seres más queridos, en un acto solidario con quienes más sufren su pérdida. Esta misma mañana, muy cerca de donde nos encontramos, unos asesinos sin alma le han arrancado el corazón a Amaia y han dejado sin padre a Jon y a Oibana. Y a todos nosotros nos han arrebatado un amigo irremplazable. Los asesinos de ETA han segado otra vida. Hoy nos toca de lleno a nosotros, a cuantas mujeres y hombres hemos contraído un compromiso con la sociedad vasca: servir a su convivencia y a su progreso haciendo posible que cada día fluyan libres la información y el pensamiento.

Por eso han asesinado a Santiago. Porque Santiago había asumido ese mismo compromiso que, cinco horas después de su muerte, tras estas cinco horas de conmoción y desgarro, nos ha convocado aquí para mantener su pálpito y renovar la promesa que, como profesionales de un medio de comunicación, nos hemos hecho a nosotros mismos y a la ciudadanía entera.

Por oficio y por vocación, nuestro cometido es relatar con rigor y solvencia los acontecimientos. Pero hoy nuestra tarea se vuelve terriblemente difícil: tenemos la obligación de relatar al mundo que en una de las ciudades más maravillosas de la Europa democrática un grupo de fanáticos liberticidas ha asesinado a un profesional de la comunicación, y que esa persona era nuestro Santi. Nuestro oficio es la palabra, y por eso sabemos que no hay palabras que puedan llenar -siquiera por un momento- el enorme vacío que deja la irreversible muerte de un ser humano a manos de otro.

No, no podemos llenar el vacío que el asesinato de Santiago ha dejado en todos nosotros. Lo que sí podemos, lo que sí debemos, es continuar con nuestra tarea, que era la tarea de Santi. Matándole a él, sus asesinos han pretendido matarnos un poco a todos nosotros. Han pretendido matarnos en nuestra dignidad como seres humanos, en nuestra profesionalidad como periodistas, en nuestro ánimo como ciudadanos vascos. Por eso mismo, porque somos ciudadanos vascos y periodistas, es por lo que nuestro compromiso con esta tierra y con la verdad de la vida frente a la muerte es hoy más firme que nunca.

Tenemos el deber de recordar, hoy y aquí, que el silencio es cómplice del terror, y que por eso mismo no lograrán callarnos. Y, tras el asesinato de Santiago, tenemos el derecho de denunciar que las armas con que en este país se dispara contra la libertad de expresión y contra el derecho a la información las cargan todos aquellos que, de una forma u otra, jalean la coacción o pretenden que la opinión pública permanezca neutral ante el combate que la vida ha de librar contra la muerte. En medio de este dolor, en medio del llanto y entre emociones que necesitamos exteriorizar, debemos estar seguros de que la razón prevalecerá al final. Ése es nuestro compromiso'.

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