Novillada noble
'Ese toro es de rabo', gritó un espectador cuando Leandro Marcos finalizaba su faena al cuarto novillo de Guadalest, de excepcional nobleza, como el resto del encierro, lidiado con el mismo hierro. Novillos la mayoría repetidores en la muleta, embistiendo otros de largo, sin dar problemas y complicaciones, sin hacer extraños, salvo los dos últimos debido a sus escasas fuerzas. Cuatro de las reses fueron aplaudidas en el arrastre. La mayor ovación fue para el cuarto, un colorao de 520 kilos, que iba de largo y al que Leandro Marcos no le supo dar fiesta buena. Le sucedió igual en el primero de su lote, otro animal que repetía y repetía en la muleta incansable, pero el diestro sacaba series sin reunir, sin profundidad. Este novillo, y el cuarto también, se llevaron las orejas a la incineradora cuando tenía que haber paseado el torero los cuatro apéndices de sus enemigos.
Guadalest / Marcos, Amaya, Dorado
Novillos de Guadalest, bien presentados, de extraordinaria nobleza, con casta. Aplaudidos en el arrastre 2º, 3º, 4º y 5º. Leandro Marcos: ovación y salida al tercio en los dos. Alejandro Amaya: palmas y oreja. Andrés Luis Dorado: vuelta con protestas; ovación y saludos. Plaza de Los Califas, 23 de mayo. 3ª de abono de feria. Un cuarto de entrada.
Sólo una oreja se cortó con semejante material bovino, que sólo bajó un poco en los dos últimos, novillos que se defendieron por su escasa fuerza, como queda dicho. Y la oreja la cortó el mexicano Alejandro Amaya, que con sus dos enemigos hizo faena fría y sin emoción. En su primero, segundo de la tarde, llegó a ponerse aburrido con tanto pase como dio, algunos de ellos con enganchones. En el quinto sacó una serie de naturales ante el novillo que sacó problemas por falta de fuerzas, pero nada del otro mundo.
Andrés Luis Dorado tuvo también en el tercero otro animal noble, como sus hermanos de camada anteriores. El diestro instrumentó series de derechazos muy templados, llevando bien a la res, pero a la hora de coger la muleta con la izquierda su enemigo había perdido fuelle, se había ido apagando poco a poco. Con el que cerró plaza, un berreón que se defendía, Dorado intentó sacar algo provechoso, mas le fue imposible.
Novillada, en suma, noble, con casta, que no dio problemas a los toreros.
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