Incandescentes

Llegaron los brasileños Sepultura para bregar un poco más los tímpanos del rockerío capitalino. La Banda de Belo Horizonte, amante de este país, realizó una actuación llena de volumen, calambrazos y aullidos siempre hasta el borde de lo humanamente soportable. Presentaban su último elepé, Nation, y, aunque los entendidos aseguran que el interés que un día tuvieron ha sido traspasado al grupo Soulfly, del cantante original y tránsfuga Max Cavalera, lo cierto es que lo que su hermano Igor y sus compinches proponen ahora parece una versión más musical y asentada de la fórmula que ellos mismos diseñaron y que fue durante la década pasada el no va más del rock metálico.

Fuego de guitarras crudas, extraordinaria base rítmica y una voz que parece llegar directamente desde el infierno son el aderezo de unas canciones nuevas que no han perdido fiereza, aunque han ganado en matices. La revolución se palpa en temas incandescentes como Sepulnation, Who must die? Revolt o Border wars, aunque sus intérpretes ya no sean aquellos salvajes chicos de la calle que asombraron al mundo con sus rugidos. Para la galería, también quedaron concesiones a la historia representada en sus más históricas canciones -Troops, Propaganda y Tribus- y, francamente, no se echó de menos la presencia de Max. Aunque suene a contrasentido, esta Sepultura está aún muy viva.