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Columna
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¿Qué hemos votado ?

Llevamos ya una semana larga haciendo cábalas sobre los resultados de las elecciones del 13 de mayo al Parlamento vasco. Las interpretaciones oscilan entre: a) quienes dicen que ha triunfado el estatutismo frente a quienes sostienen que lo ha hecho el soberanismo; b) quienes afirman que ha triunfado el voto de la comodidad y la insensibilidad frente a quienes creen que ha triunfado la prudencia y el equilibrio del electorado; c) quienes ven en los resultados un no a ETA y quienes perciben en ellos un no a Mayor Oreja; d) quienes se alegran del triunfo de la democracia por el fracaso de EH y quienes se lamentan del fracaso de la democracia por el triunfo de PNV-EA; e) quienes, a la segunda, empiezan a asumir el carácter estructural de la pluralidad vasca, frente a quienes esperan que una próxima tercera sea la vencida; f) quienes reconocen que los resultados deben hacer reflexionar a todos y quienes consideran que son los otros los que deben reflexionar; g) quienes creen que han perdido las víctimas al no ganar las opciones políticas que algunas de ellas apoyaban, frente a quienes dicen que han ganado las víctimas al haberse constituido en el eje de una alternativa posible; h) quienes alaban la madurez del electorado y quienes lamentan que la sociedad vasca no haya sido lo suficientemente madura; i) y seguramente me dejo algunas otras interpretaciones enfrentadas en el tintero.

Hay que tener en cuenta, además, que estas interpretaciones pueden variar de día en día dentro de cada fuerza política o, incluso, en las declaraciones de un mismo dirigente político. Todo eso sin tener en cuenta, por cierto, lo que se decía antes de las elecciones y lo que se dice ahora... Que los resultados de unas elecciones admitan tantas interpretaciones dice mucho de la ambigüedad que, cada vez más, caracteriza a ese momento único de las democracias realmente existentes que es la consulta electoral. Único no tanto porque sea un momento privilegiado (entre otros) para la participación ciudadana cuanto porque va camino de convertirse en la única ocasión para esta participación, haciéndose realidad aquella irónica maldad de Ambrose Pierce cuando definía al elector como esa 'persona que goza del sagrado privilegio de votar por el candidato que eligieron otros'.

Así y todo, me atreveré a proponer una interpretación, sin duda parcial y discutible, de estos resultados. Yo creo que las elecciones han significado un rotundo 'sí' al marco estatutario. El indicador más claro lo encontramos en la fuga de votos sufrida por EH. ¿Cuál era el mensaje con el que la izquierda abertzale afrontaba las elecciones? Bien simple: el Estatuto es un instrumento inservible y por ello da igual quién lo gestione, Ibarretxe o Mayor Oreja. ¿Miedo a Mayor Oreja? A lo que hay que tener miedo es al modelo estatutario mismo, que condena a Euskal Herria a la partición territorial y a la sumisión a España. '¡En el estatutismo, Ibarretxe y Oreja son lo mismo!'. Pues no. Fundadamente o no, han sido miles los votantes tradicionales de la izquierda abertzale que, en un masivo ejercicio de pensamiento contrafáctico (¿qué pasaría si...?), han descubierto en la práctica el valor de las instituciones autonómicas. Con un importante matiz: se ha refrendado el Estatuto, sí, pero no como oclusión de nada, sino como oportunidad.

Suele decir Xabier Aierdi que el nacionalismo vasco se ha portado con el Estatuto como esos hombres que jamás han sido capaces de decir a su mujer '¡Te quiero!', a pesar de haber recibido de ellas cada día atención y cuidado. Por mi parte, decía la semana pasada en este mismo espacio que el primer gesto del nuevo Gobierno vasco debiera ser de cariño y reconocimiento hacia las víctimas. Digo hoy que estaría bien que el segundo se dirigiera a este Estatuto y a la Constitución que lo hizo posible. Sin que ello suponga renuncia ninguna a construir entre todas y todos las amplias alamedas por las que puedan circular mañana, al ritmo y en la dirección que soberanamente quieran, las mujeres y los hombres libres ciudadanos de una sociedad vasca libre.

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