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Reportaje:

La sexagenaria Josefa aprendió a escribir aquí

Educación cerrará una escuela de adultos en Hortaleza, a pesar de las quejas de los alumnos

La sexagenaria Josefa está que ya no entiende nada. Hace unas semanas logró firmar por primera vez en su vida de puño y letra el DNI y le acaban de comunicar que no podrá ir más al centro donde ha aprendido a leer y a escribir. La Consejería de Educación ha decidido echar el cierre el próximo curso a la escuela de adultos de Mar Amarillo (Hortaleza) sin tener en cuenta que para 280 personas, como Josefa, esta escuela de 12 años de vida significa más que un segundo hogar. 'No queremos que la cierren de ninguna de las maneras. ¿Dónde vamos a ir?', se pregunta.

Maria Antonia Casanova, directora de Promoción Educativa, arguye que 'no se está suprimiendo por suprimir' y que el cierre responde a una 'racionalización de los recursos'. Porque mientras hay distritos en la capital que no tienen ninguna escuela de adultos -Retiro, Chamberí, Chamartín y Barajas-, en Hortaleza existen tres: la de Josefa, la Abertura y la Pablo Guzmán. Dice también que el compromiso es construir una en cada municipio de más de 25.000 habitantes, así como una en cada distrito de Madrid- y muestra de ello es que el año que viene habrá en cuatro localidades más: Pozuelo, Rivas- Vaciamadrid, Majadahonda y Tres Cantos. Además, está pendiente de aprobarse el plan regional de adultos, que pretende dejar claro que Educación se preocupa por los mayores de la Comunidad de Madrid.

'Nos escuchan y nos dan un apoyo moral fenomenal', comenta una alumna
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Pero a Ana María, de 64 años, que llegó a Mar Amarillo 'con un nivel de no saber sumar ni escribir', no le salen las cuentas. Y como el resto de los alumnos, está convencida de que a su escuela no se la puede tratar como un número más. 'Aparte de lo que aprendemos, es la unión que tenemos entre nosotros', explica esta alumna de las casi 45.000 que hay en escuelas de adultos de la región. 'Dejo las labores de mi casa un rato y vuelvo renovada. Es muy diferente a estar todo el día con el trapo y en la cocina'.

Los seis profesores del centro tienen una plaza asegurada en cualquier otra escuela de Madrid. Pero este punto no les ha hecho cambiar de opinión. 'Estoy muy disgustada. Conseguimos este centro después de mucho esfuerzo. Y ahora, de la noche a la mañana, nos dicen que lo van a cerrar', asegura Mari Carmen Mirasierras, la directora. Y Ana María le da la razón: 'Son mucho más que profesoras para nosotras. Nos escuchan y nos dan un apoyo moral fenomenal. Son las primeras personas con título a las que yo he llamado de tú'.

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La escuela -como las otras 53 de titularidad autonómica y 13 municipales, además de las 125 aulas donde Educación tiene firmado un convenio- ofrece cursos de alfabetización, para sacarse el graduado escolar, de formación profesional y cursos de ampliación cultural. No han logrado que se implantara la secundaria para poder crecer. Pero para los alumnos no es un problema de formación, sino de vinculación emocional. 'Tenías que haber visto a Josefa cuando llegó orgullosa mostrándonos a todos su DNI, o a otra alumna cuando regresó de su pueblo. Venía llorando porque era la primera vez que había podido leer el nombre de su madre en la tumba', explica la directora.

Hoy los alumnos dan una lección muy especial. Pilar, una de las profesoras, les explica algo que a estas alturas de la vida conocen bien: 'Vosotros estáis aquí porque de pequeños no pudisteis estudiar porque teníais que trabajar. Y eso es algo que os debe la sociedad'. Aplausos. 'La sociedad tiene que darse cuenta de que los adultos necesitan más tiempo para superarse, pero es algo que os deben y ahora no os lo puede negar'. Más aplausos. Y Manoli, de 61 años, explica que por su artritis, cualquiera de los otros dos centros de adultos del distrito le pillan muy lejos. 'Si me cierran esta escuela me hunden porque me tendré que quedar en casa'. Un hombre de más de 50 años se acerca para dictar: 'Y tú apunta, apunta esto bien, para que lo entiendan. O esta escuela o ninguna. Que nos digan lo que quieran, porque de aquí no nos pensamos mover'.

Alumnos de la escuela de adultos de Mar Amarillo, de Hortaleza.
Alumnos de la escuela de adultos de Mar Amarillo, de Hortaleza.RICARDO GUTIÉRREZ

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