Baile de porteros en el Mallorca
Lesionados sus tres guardametas argentinos, Luis Aragonés tiene que recurrir en el decisivo 'sprint' final a un canterano, Miki
El baile de porteros en el Mallorca tiene ritmo de tango. Hasta cuatro metas, tres de ellos argentinos, ha utilizado su técnico, Luis Aragonés, a lo largo de la presente temporada con el debu del mallorquín Miguel Garro, Miki, en la pasada jornada ante el Celta. Miki, el cuarto de la lista, repetirá titularidad mañana, en el estadio olímpico Lluís Company, en Montjuïc, frente al Espanyol por las lesiones de Carlos Roa, Germán Burgos y Leo Franco.
Nunca, en los 85 años de historia del club balear, su portería había estado mejor protegida. Roa cedió a Burgos la titularidad en la selección argentina y Franco es uno de los metas revelación de la Liga. Pero ni los más veteranos aficionados rojillos recuerdan un año tan accidentado para los cancerberos.
Un marroquí, Ezaki Badou, levantó los cimientos de lo que hoy se conoce como la escuela de porteros del Mallorca. El alumno más brillante del guardameta que saltó a la fama en el Campeonato del Mundo de México 86 fue Toni Prats, ahora en Betis. Con Héctor Cúper en el banquillo, llegó Lechuga Roa y tras él lo hicieron Leo Franco y el Mono Burgos. Cada uno de ellos, con sus propias peculiaridades.
Roa, por ejemplo, abandonó un año su carrera deportiva para dedicarse a predicar el Evangelio en su Córdoba argentina. Cambió los guantes por la Biblia y una vida de lujo por otra más sacrificada y ascética. 'Me levantaba a las seis de la mañana a cultivar la tierra, como un campesino más', explicó, en su momento, el Lechuga. Pero volvió para cumplir su contrato con el Mallorca. Se lesionó de gravedad en un hombro a finales del pasado curso y no reaparecerá hasta la pretemporada.
Su puesto fue ocupado por Leo Franco, cuya seriedad y solvencia en el marco le han servido de aval para mantener la titularidad hasta su lesión, una rotura fibrilar, en abril. Además, no ocupa plaza de extranjero porque tiene pasaporte italiano.
Cantante de 'rock' y 'púgil'
Argumentos más que suficientes para mantener en el banquillo al Mono Burgos, un excéntrico portero, cantante de rock,y cuya actuación más comentada hasta ahora fue el puñetazo que le propinó al delantero espanyolista Manuel Serrano en octubre de 1999, precisamente en el estadio de Montjuic. El árbitro no vio la acción de Burgos, pero le delató la cámara de televisión. Un derechazo tumbó a Serrano, que quedó groggy durante varios minutos. 'Había insultado a mi madre', dijo el Mono como única explicación. Fue sancionado con once partidos y tardó 18 meses en recuperar la titularidad. Lo hizo hace tres jornadas, ante el Zaragoza, pero se lesionó en el encuentro siguiente, frente a Osasuna en El Sadar de Pamplona.
Ahora es el turno de un joven guardameta, Miki Garro, de 25 años, hijo del presidente de las peñas mallorquinistas. Ha tenido la suerte de sustituir a Franco y Burgos durante algunos minutos y la desgracia de recibir sendos goles. El pasado domingo, sin embargo, resolvió con buena nota su debú ante el Celta, el cuadro más potente en la segunda vuelta liguera, y mantuvo su portería imbatida.
Miki dice que no le asusta la responsabilidad y reivindica 'una oportunidad para los porteros de la isla'. 'Estoy preparado para jugar', afirma el meta, que ha crecido viendo atajar balonces al Lechuga y el Mono. Mañana sus ídolos le observarán a él a través de sus televisores, desde sus respectivas casas, en una cita crucial para las aspiraciones del Mallorca a disputar la próxima Liga de Campeones.
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