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La guerra de audiencias provoca un grave deterioro en la televisión portuguesa

La cadena privada SIC, denunciada por violación de intimidad

La guerra desatada entre la TVI y la SIC viene fraguándose desde que la primera comenzó las emisiones de Gran Hermano, alcanzó a la líder indiscutible de audiencias y le ha arrebatado el primer puesto por ingresos publicitarios. Para combatir su progresivo declive, la SIC inició esta semana un nuevo reality show (El bar de la TV), que viene a ser una variante del propio Gran Hermano, pero con unos concursantes que se encargan de dirigir y servir copas en un bar que se abre al público. El escándalo comenzó la noche del martes cuando los padres de una joven se presentaron en el bar para rescatar a su hija. Católicos y devotos de la Virgen de Fátima, amenazaron con repudiarla si decidía permanecer en una casa donde habían presenciado algunos desnudos y a otra joven provista de su habitual acompañante, un amable consolador.

Los padres habían llegado al bar seis horas antes de la emisión en directo del programa. Pudieron hablar algo con su hija, pero tuvieron que esperar hasta el inicio de la transmisión para entablar una dramática conversación de 50 minutos que fue emitida íntegramente, al igual que otra entre la joven y una psicóloga del programa.

La Alta Autoridad para la Comunicación Social (AACS), el órgano encargado de velar por el buen funcionamiento de los medios, advirtió a la SIC que ese programa 'violó de forma grave los parámetros ético-legales que deben proteger la imagen de las personas y la reserva de su intimidad, habiendo herido derechos fundamentales y valores que integran la dignidad de la persona'.

El miembro y portavoz de la AACS, Carlos Veiga Pereira, reconoció ayer a este periódico que las normas infringidas pueden acarrear 'sanciones económicas desde dos millones hasta los 50 millones de escudos y la suspensión de las emisiones por un periodo no superior a dos meses, aunque este último supuesto no será seguramente ni planteado por considerarlo excesivamente riguroso'.

Por su parte, la cadena SIC emitió un comunicado en el que afirma que esas acusaciones 'carecen de fundamento' y 'tienen una intención persecutoria'. No sólo por la ausencia de fundamentos, sino por 'el silencio que la AACS ha mantenido frente a las constantes violaciones de la ley cometidas por un canal que compite con la SIC a lo largo de los últimos meses', en clara referencia a la TVI y su estrella de las audiencias, el tristemente famoso Gran Hermano.

El escándalo no ha acabado ahí. El obispo Januário Torgal cree que este tipo de programas 'está vilipendiando el 25 de Abril', el golpe que acabó con la dictadura salazarista y restableció la democracia en Portugal. El presidente del Colegio de Abogados, Pires de Lima, ha solicitado la urgente intervención del presidente de la República, Jorge Sampaio. El juez del Tribunal Constitucional Paulo Mota Pinto asegura que las normas que deben garantizar la dignidad de las personas 'no son respetadas en Portugal'. El vicepresidente del Grupo Parlamentario Socialista, António Reis, considera que la SIC 'violó derechos fundamentales de la persona' y que puede ser castigada con la suspensión temporal de las emisiones. Ante tal polémica, el Parlamento ha convocado una reunión urgente para debatir un posible endurecimiento de las leyes sobre esta materia.

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