Vuelve el héroe aventurero clásico
Brendan Fraser evoca en la secuela de 'La momia' a un egiptólogo como Indiana Jones
Vuelve la momia, pero no hay problema, porque también vuelve el héroe para cargársela. No es un héroe cualquiera. Para enfrentarse al Imhotep de la película original de Karl Freund (1932) hacían falta reaños, sin duda, pero Boris Karloff, al cabo, no estaba secundado por plagas de escarabajos devoradores, multitud de pigmeos cazadores de cabezas y cohortes de guerreros de cara de perro, entre otros espantos; tampoco podía levantar una ola gigante como un Moisés perverso; así que un científico de andar por casa y su enamoradizo hijo bastaban para pararle los pies. La momia actual, el poderoso y metamórfico Arnold Vosloo (y sus adláteres), requiere un antagonista sólido, valiente y musculado ('¡odio a las momias!', proclama Brendan Fraser en la película aferrado a una repetidora); capaz, si es necesario de prenderle fuego al Museo Británico (pre-restauración). Esta vez, además, la momia vuelve acompañada por un tipo incluso más peligroso que ella, el Rey Escorpión (un personaje histórico aunque parezca mentira), interpretado -para que se vea cómo están de duras las cosas- por un auténtico campeón de lucha libre, The Rock. En esa tesitura, es reconfortante saber que al bueno le ayuda Ardeth Bay, personaje al que encarna un tal Oded Fehr, militar del ejército israelí en la vida real.
Disparate y realidad
Como siempre que toca el tema egipcio, Hollywood ofrece en El regreso de la momia una curiosa combinación de disparate y realidad. A destacar que el director hizo cambiar el ilustre nombre de Nefertiti de la chica por el de Nefertiri para que no se hicieran bromas fáciles con el sonido 'titties', en inglés, vulgarmente, 'tetas'. En la materialización de la momia -que se pasea media película en putrefactos cueros-, a los de Industrial Light and Magic, se les ha ido algo la mano -aunque nadie que haya visto la auténtica del farón Sequenenra dudará de que los antiguos egipcios embalsamados pueden resultar en verdad horribles-. Pero con el héroe, Rick O'Connell (Brendan Fraser) los guionistas nos devuelven a una clase de héroe de gran capacidad resolutiva no sólo bien conocido y acreditado en el cine de aventuras, sino también en la historia de la egiptología.
El que está considerado arquetipo de aventurero egiptólogo tenía un pasado como artista de circo, donde levantaba una pirámide de 12 personas sobre sus recios hombros. Lo de la pirámide quizá le predestinase, pues el individuo se había de convertir luego en uno de los principales conseguidores de antigüedades egipcias, empleando para ello métodos tan expeditivos como abrir las tumbas de los faraones con dinamita. Hubo mucha gente que trató de matarlo: salteadores árabes, soldados y hasta algún aventurero rival. Se arrastró por túneles claustrofóbicos, afrontó el aire sofocante de las tumbas y 'el fuerte tufo de las momias'. Tipo listo, una vez incluso consiguió hacerse con un obelisco por el curioso procedimiento de decir a la población local que el nombre escrito en jeroglíficos en el monumento era el suyo. Llevaba siempre pistola.
Ese aventurero no era un colega imaginario de los héroes de celuloide, de Indiana Jones y Rick O'Connell-Fraser, sino un personaje bien real: Giovanni Belzoni (1778-1823), una de las figuras legendarias de la egiptología. Belzoni dejó escrito cuál era el objetivo de sus esfuerzos: 'El propósito de mis investigaciones era robarles a los egipcios sus papiros'.
De esa agitada época de la incipiente arqueología en el país del Nilo, Howard Carter, el descubridor en 1922 de la tumba de Tutankamón, señaló: 'Aquéllos fueron los grandes días de la excavación, cualquier cosa que atrajese la vista, ya se tratase de un escarabajo o de un obelisco era incautado y si existían diferencias de opinión todo se arreglaba con una pistola'. Exactamente como en El regreso de la momia.
No es extraño que el resolutivo Belzoni haya sido, según las notas de producción de En busca del arca perdida, el lejano punto de partida para el personaje de Indiana Jones, que, a su vez, es la fuente de inspiración del que interpreta Brendan Fraser. De hecho, ese héroe poco sutil, cuyo estilo alguien define en el El regreso de la momia como 'entrar pegando tiros y dejar a un amigo sin culo' , está aún más cerca del Belzoni original.
Babelia
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