El Rey pide en Polonia oportunidades para la industria naval española

Don Juan Carlos comenzó la jornada en Varsovia apoyando los intereses de las empresas españolas en Polonia. La visita de los Reyes adquirió así un carácter predominante económico, tras la polémica suscitada la víspera por la demanda española de que el ingreso de Polonia y otros países del Este en la UE no implique merma de las ayudas al desarrollo que distribuye Bruselas. El Ministerio de Asuntos Exteriores español quiere considerar zanjado ese tema, sin que persistan resquemores entre los países candidatos y España, pero es claro que la reacción internacional y la falta de apoyos comprometen el futuro de la reivindicación española.

'Polonia se ha convertido en el primer socio comercial de España entre los doce países candidatos que negocian su ingreso en la UE y es también el primer país de destino de la inversión de España dentro de ese grupo de Estados', recordó ayer don Juan Carlos, al inaugurar una reunión de empresarios españoles y polacos en Varsovia. Entre los primeros, que serían unos 50, destacaban los máximos responsables de las grandes constructoras, como Ferrovial o Entrecanales, y directivos de los grandes bancos, como BBVA, BSCH o Banesto. También había una representación de Iberdrola y numerosos dirigentes de pequeñas y medianas empresas.

Los empresarios españoles tienden a quejarse de que las reformas en Polonia van despacio, de que los socios locales y los concursos siguen lastrados por una profunda mentalidad burocrática y de que el sistema financiero es muy deficiente, con la consecuencia de que los tipos de interés se mantienen en niveles superiores al 16%, prohibitivos para España. En general, echan de menos que los bancos españoles no acaben de instalarse en los países del Este por temor a las dificultades que plantean.

Todo esto explica que las inversiones españolas en Polonia, aun habiéndose duplicado en 2000 por segundo año consecutivo, se mantengan en cifras relativamente modestas comparadas con lo que ocurre en otras áreas. Entre enero y septiembre de 2000, la inversión bruta española en Polonia fue de 6.048 millones de pesetas. Más interesantes son las cifras del comercio bilateral, que el año pasado alcanzó un volumen global cercano a los 250.000 millones con un superávit muy alto para España, ya que casi los dos tercios del mismo corresponden a las exportaciones españolas.

Si se superan algunos recelos y dificultades, las perspectivas de inversión para el futuro, amparadas en parte por un nuevo plan de reconversión de deuda, son muy amplias en sectores, según destacó el Rey, como 'la construcción, la energía, las telecomunicaciones, la banca, el transporte, el medio ambiente, el agroalimentario, la construcción aeronáutica y naval'. Estos dos últimos apartados se refieren, respectivamente, a la oferta española de vender a Polonia el avión de transporte C-295, que 'va por buen camino', según fuentes diplomáticas, y al plan ya citado de colaboración entre astilleros.

Para don Juan Carlos, tales proyectos y otros similares son el corolario lógico de la democratización de Polonia, de su integración en la OTAN y de su próximo ingreso en la UE. Poco después de depositar una corona de flores en el monumento a Solidaridad, y de expresar su agradecimiento por 'una lucha que era también la de toda Europa', el Rey añadió: 'Quiero subrayar, aquí en Gdansk, las nuevas oportunidades de cooperación que existen entre las Armadas de nuestros dos países'.