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Un juez imputa a un controlador aéreo por imprudencia en un accidente con cuatro muertos

Eligio Hernández, abogado de una víctima, reclama que se declare a AENA responsable subsidiaria

Jorge A. Rodríguez

El juzgado ha retomado las diligencias abiertas a raíz de la denuncia que presentó el 27 de agosto de 1998 Esperanza Ruiz, viuda del José Antonio Roca, de 40 años, el piloto de la avioneta siniestrada, en la que también fallecieron Azucena Ruiz, María Ángeles López y José Javier Viana. La juez cree que los hechos investigados 'podrían ser constitutivos de un presunto delito de imprudencia', que imputa a Germán G. G., el controlador que estuvo en contacto con Roca desde la torre, por lo que el 18 de abril decidió abrir procedimiento abreviado.

El abogado de Esperanza Ruiz, Eligio Hernández, ex fiscal general del Estado, ya ha presentado su escrito de acusación, en el que considera que 'la relación de causalidad' entre las muertes producidas y la actuación 'negligente' del controlador 'resultan claras'. Por ello pide que se condene a Germán G. G. 'a dos años de prisión por el delito de impericia en el tráfico aéreo y de homicidio imprudente y a cuatro años de inhabilitación especial' para ejercer como controlador.

Y cree también que debe indemnizar con 200 millones a la viuda por perjuicios materiales y morales, aunque reclama que se declare la 'responsabilidad civil subsidiaria del ente público Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA), de quien depende el acusado'.

La resolución judicial ha sido interpretada por Ruiz como el principio del fin de una odisea que incluso la llevó a primeros de año a tener un choque verbal en los pasillos del Senado con el ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, de quien depende la Aviación Civil, tras un debate sobre la seguridad aérea.

Tanto la investigación judicial, dilatada por los cambios de titularidad en el juzgado, como la que en 1998 inició la llamada Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (CIAIAC) se han ido retrasando por distintos motivos, aunque ambas pesquisas han recorrido un camino casi paralelo cuyo final ya se vislumbra.

Las pesquisas de Fomento

La investigación de la CIAIAC figura entre las de casi dos centenares de accidentes e incidentes aéreos cuyas pesquisas están inconclusas desde 1998. La Comisión ha dado un avance de informe sobre el accidente en uno de sus últimos boletines que acaba así: 'Continúa la investigación'.

El avance indica que la avioneta Cessna 172-J pilotada por Roca, que había despegado del aeropuerto de Lanzarote a las 17.40 para un vuelo turístico de 30 minutos con tres pasajeros, pidió permiso para aterrizar. La torre de Arrecife autorizó 'la entrada en base izquierda de la pista 03, a una altura no superior a los 1.000 pies', pero una vez en posición 'se le notificó que debía realizar esperas sobre dicha zona' debido 'al tráfico existente'.

La aeronave estaba próxima al viraje para la aproximación final cuando la torre le preguntó 'sobre la posibilidad de dejar salir un tráfico instrumental', a lo que el piloto respondió 'que reduciría lo máximo posible para facilitar el despegue'. Pero cuando, según la CIAIAC, 'desde la torre de control se estimaba la maniobra a realizar, la cual consistía en un viraje de 360 grados desde la posición en la que se encontraba, la aeronave se precipitó al mar en una actitud prácticamente vertical'.

Ruiz y varios investigadores aéreos internacionales que ha contratado estiman que la avioneta de Roca 'fue afectada por la turbulencia dejada por un Boeing 757 de Air 2000, el cual aterrizó a las 18.22', doce segundos después de que la nave de Roca se estrellara en el mar y que eso fue así porque el controlador le asignó a la avioneta una posición de espera 'en el punto menos indicado' porque 'taponaba el circuito de tránsito del aeródromo' y obligaba a 'una maniobra anormal y peligrosa'.

Ruiz cree que la versión de la CIAIAC se ha elaborado con 'grabaciones manipuladas' de las conversaciones entre el controlador y su marido. De hecho, Germán G. G., que ayer rechazó hacer declaraciones, y el capitan Wayne B. -piloto del Boeing 757- admitieron al comienzo de la investigación que las cintas están incompletas. El piloto inglés precisó que faltan diálogos que mantuvo con la torre sobre la presencia de la avioneta siniestrada.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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