'Me salvé al ocultarme tras una columna'
Mejora el vigilante herido en el atentado
Con los brazos entablillados, el vigilante Juan Cruz recordó ayer cómo se ocultó tras una columna para evitar que le alcanzara la onda expansiva causada por el coche bomba que ETA colocó el pasado viernes ante una oficina bancaria de la calle de Goya. Cree que eso le salvó.
Cruz, de 56 años, el herido más grave de los 14 que provocó el atentado, mejora en la clínica Nuestra Señora del Rosario. Siente 'mucho dolor' y rompió a llorar cuando declaró: 'Los etarras no son humanos'. Después explicó: 'Venía mi compañero de hacer la ronda; al salir no vimos nada, aún no estaba el coche. Cerramos la puerta y, quizá por intuición, volvimos a abrirla y ahí estaba. Sospechamos porque tenía las puertas abiertas, las luces puestas y el motor en marcha'.
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