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Tres candidatos aspiran al cargo de rector de la Universidad de Barcelona

El mismo claustro que designó a Caparrós elegirá a su sucesor

Se cierra hoy la lista de candidatos. El claustro se reunirá el día 22 para votar y podría seguir el 23 si hiciera falta una segunda vuelta. En cualquier caso, en enero de 2002 habrá elecciones para un nuevo claustro, que pudieran tener que efectuarse ya conforme a la nueva legislación que el PP pretende presentar en el Congreso. El candidato Marius Rubiralta (Manresa, 1952) se licenció en Química en 1974 y aquel mismo año empezó a ejercer como profesor ayudante en la Facultad de Farmacia, en la que ha realizado su carrera académica. Es catedrático desde 1992, fue vicepresidente de la División de Ciencias de la Salud y es vicerrector de Investigación desde 1994. De adscripción socialista, aunque no milite en el partido, parece estar situado unos metros por delante de los otros candidatos, en parte porque cuenta con el apoyo del antropólogo Jesús Contreras, presidente de la división de Humanidades, que aceptó retirar su candidatura a rector e integrarse en la de Rubiralta. Juan Tugores Ques, presidente de la poderosa División II, es el candidato de lo que durante mucho tiempo ha sido el núcleo duro de la UB, Derecho y Económicas. Catedrático de Teoría Económica, Tugores fue también vicerrector y dimitió hace dos años tras una crisis cuyo trasfondo no era otro que las ajustadas piruetas que esta gran universidad tiene que hacer todos los años para cuadrar un presupuesto con déficit crónico. Desde entonces se ha declarado abiertamente candidato a ocupar la silla de Caparrós. Pero quien realmente ha llevado las cuentas de la UB durante los últimos años es Enric Canela, barcelonés de 52 años, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular y vicerrector de Economía y Organización. Químico de formación, optó por integrarse en la Facultad de Biología y a principios de la década pasada fue presidente de la División III de Ciencias Experimentales Matemáticas. Canela es militante de CiU y presidió la sectorial de su partido, aunque dimitió cuando entró a formar parte de la junta de gobierno. Su mejor baza es su conocimiento profundo del funcionamiento interno de la UB. Hablar de renovación en una universidad de las dimensiones y complejidad de la UB no supone decir nada concreto, si bien los tres candidatos son conscientes de que la institución necesita un liderazgo claro y potente para enfrentarse a los retos del inmediato futuro. Compaginar las tareas de docencia que le exige la sociedad con la potentísima red de investigación, con departamentos punteros a escala mundial, no parece tarea fácil, considerando que, pese a que la cifra en términos absolutos sea considerable, en términos relativos la UB es una universidad infrafinanciada. El claustro de la UB lo forman 300 profesores y catedráticos, 150 alumnos y 50 representantes del personal de administración y servicios (PAS). Los tres candidatos saben, casi a ciencia cierta, con cuántos de los tres centenares de votos de sus colegas cuentan, pero las decenas escasas de votos profesorales que separan a Rubiralta, Tugores y Canela -por este orden- no son suficientes para evitar que el voto de los estudiantes y el PAS sea el que acabe decidiendo. Los representantes de los estudiantes son los únicos miembros del claustro que se han renovado respecto a los que votaron en la última elección de Caparrós. Pero carecen de legitimidad en términos democráticos, ya que el abstencionismo en la UB alcanza cotas escandalosas. Los claustrales del PAS, por el contrario, sí cuentan con el apoyo de sus representados, aunque se trata de un colectivo escindido.

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