El joven Molière
El atolondrado
De Molière, en adaptación de Miguel Gallego. Intérpretes, Juan Meseguer, José Ramón Pérez, Emiliano Redondo, Bárbara Moreno, Natalia Roig... Iluminación, José M. Márquez. Escenografía, Alejandro Soler. Dirección, Isidro R. Gallardo. Teatro Rialto. Valencia.
Hay que decir enseguida que en esta primera obra de Molière se deja ver ya buena parte del notable talento que habría de acompañar al autor a lo largo de su vida, de la misma manera que resulta palmaria la influencia del teatro italiano en su obra, no sólo del más popular sino también del más culto. La envidiable habilidad para construir una trama sin que se noten sus pasos dramáticos es uno de los atractivos de una obra que es sobre todo un juego teatral, antes de la gran época satírica del autor, donde recrea a su aire algunos de los asuntos de la comedia del arte. Tal vez por eso el montaje insiste en los aspectos más festivos de la obra, incluso en algunos detalles del vestuario, subrayando una orientación ya lo bastante marcada en el texto. Un texto, por cierto, donde el propio Molière interpretaba a Mascarilla en las funciones de Lyon y París.
Es posible que no sea necesario actualizar una obra de esta clase más allá de lo imprescindible, tal es su rendimiento incluso actual en escena, y por eso tal vez está de más un arranque de montaje en el que los actores desfilan por el patio de butacas o la inclusión de unos números musicales no demasiado afortunados. Brilla, con todo, la divertida consistencia de la trama, un ágil trabajo de dirección y la rara oportunidad de ver sobre la escena una de las obras del genio francés menos representada.
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