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GENTE

LOS PELIGROS DE LA TECNOLOGÍA EN EL AULA

El curso de Lou Bloomfield sobre la física aplicada a los objetos cotidianos es tan popular que sus alumnos no caben en una sola aula. Para poder impartir sus clases y realizar experimentos como el de encender una bombilla dentro de una taza llena de agua calentándola en un microondas, este profesor de la Universidad de Virginia (EE UU) tiene que repartir a sus estudiantes en tres salas distintas y dirigirse a ellos a través de un circuito cerrado de televisión. El problema es que, en una clase con una media de 500 alumnos, las nuevas tecnologías son también un arma de doble filo. Algo de lo que Bloomfield no se dio cuenta hasta que una alumna, molesta por una mala nota, le advirtió de que muchos de los ensayos que recibía de sus alumnos por correo electrónico y calificaba con sobresaliente eran, en realidad, plagios. Con más de mil trabajos en su haber, no era fácil atrapar a los infractores. Bloomfield, sin embargo, ideó un ingenioso sistema digno de sus mejores experimentos en el aula. Escaneó todos los trabajos y elaboró un programa para detectar aquellos en los que se repetía una frase o había al menos seis palabras iguales. Su corazón le dio un vuelco cuando vio los resultados. 'Era algo bastante más común de lo que esperaba', confesó esta semana al diario The Washington Post. Un total de 122 alumnos, algunos a punto de graduarse, se exponen ahora a la expulsión.

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