Caprichos 'inolvidables'
Los organizadores del ciclo han considerado, después de siete años, que merecía la pena sacar a los músicos al jardín para promocionar el patrimonio histórico verde de la ciudad. El jardín de la Isla fue una idea de Felipe II. 'Es el más completo, ameno y sorprendente de la España de los Austrias; es fresco, umbrío e intimista y conserva el espíritu privado de la contradictoria dinastía', explican los guías. Los melómanos también podrán pasear entre árboles 'traídos de todos los lugares del mundo, como fue el íntimo deseo de Felipe II'.
El jardín del Príncipe, por su lado, empezó a fraguarse a fines del siglo XVII, cuando Carlos IV era príncipe de Asturias. Luce fuentes (Tajo, Narciso, Atlantes, Apolo, Cabezas), huertas (la de la Primavera y la de la Montaña, artificial), lugares simbólicos, casas de recreo y museos como la Casa del Labrador y la de Marinos. 'La mezcla hará de estos conciertos una experiencia inolvidable', aseguran los propulsores.
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