Cansancio físico y mental
En la intimidad, el vestuario del Madrid se confesaba agotado desde la derrota en la ida
Detrás de la fachada de optimismo que mostraba el martes el Madrid había un poso depresivo demasiado grande para poder ocultarlo. Una mezcla de cansancio físico y mental se ha apoderado del Madrid desde hace unas semanas y ayer, esas malas vibraciones reprimidas terminaron por salir a la luz en el estadio Olímpico de Múnich, donde el club blanco se quedó sin poder alcanzar su tercera final de Liga de Campeones desde 1998, cuando ganó el campeonato ante el Juventus en Amsterdam. Por su parte, el Bayern viajará a Milán para disputar la final contra el Valencia, en San Siro. Allí tendrá la ocasión de vengar la derrota in extremis que sufrió contra el Manchester United en 1999, en la final del Camp Nou.
Las primeras señales del decaimiento del Madrid comenzaron a percibirse a fines de marzo, con la victoria del Mallorca en el Bernabéu (0-1). El empate frente al Osasuna en el Bernabéu, el 28 de abril pasado, fue otro paso hacia la caída. Le siguieron la derrota en la ida (0-1) ante el Bayern, y la goleada en Vigo (3-0) frente al Celta.
Desde la llegada a Múnich, el lunes, los jugadores, los directivos y el cuerpo técnico hicieron un esfuerzo por transmitir optimismo ante lo que se perfilaba como un batacazo. Pero desde el triunfo del Bayern la semana pasada, el vestuario, en la intimidad, se confesaba agotado después de una temporada saturada de partidos para jugadores fundamentales, como Figo, Roberto Carlos, Hierro, Raúl y Helguera. Los futbolistas que han debido sustituirles en momentos puntuales en las últimas jornadas de Liga no han conseguido alcanzar un buen nivel, debido al tiempo que llevan sin rodar en competición. Este es el caso de Flavio, Savio, o Celades, un síntoma de que la plantilla del Madrid no era tan larga ni tan versátil, como ya anticipó un técnico a principios de temporada: 'Estamos muy justos'.
De haber alcanzado la final, el Madrid habría tenido la posibilidad de ganar el premio que ofrece la UEFA al campeón, de unos 1.200 millones de pesetas (600 millones para el subcampeón). Hasta ayer, Bayern y Madrid habían acumulado más de 2.000 millones en premios en lo que va de competición.
Nunca había conseguido una victoria el Madrid ante el Bayern, en Múnich. 'La estadística está para romperse', comentaba Raúl el lunes, pero todo se quedó en un intento. El Bayern sólo ha caído ocho veces en su historia en Múnich en competiciones europeas, y el partido de ayer fue un reflejo de la tradición de fortín del campo que pronto dejará de ser el corazón del fútbol bávaro. La sede de los Juegos de 1972 y de la final del Mundial de Alemania de 1974 dará paso a otro campo donde se jugará exclusivamente al fútbol. Su tradicional olor a salchichas asadas y su pista de atletismo quedarán para la historia.
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