Cansancio y otras cosas

Cansancio. La trayectoria del Tau demuestra que muchas veces el cansancio, más que una situación física, es un estado mental. Los vitorianos llevan un tute impresionante, con partidos cada dos días y en lugares distantes. No tienen una plantilla muy profunda y los jugadores importantes juegan sin parar. Viéndoles ante el Unicaja, se puede asegurar que su condición física es envidiable. Y es que el éxito y los triunfos son los mejores antídotos contra las quejas del músculo.

Defensa. En el descanso entrevistaron a los dos entrenadores. Ambos coincidieron en que sus equipos debían mejorar su defensa, algo muy frecuente en los análisis. La defensa se ha convertido en la reina del juego, lo que más se entrena, lo que más se valora y en lo que, al parecer, reposa la clave de un encuentro. Hemos pasado del concepto original del baloncesto, gana el que más puntos mete, al de gana el que menos puntos recibe. Parece lo mismo, pero no lo es.

Stombergas. La gran decepción de la final de la Euroliga. No se le ha visto y cuando se le ha visto ha sido peor. El sábado reapareció como tirador destructivo y sepultó al Unicaja. Incluso, y esto es noticiable, se le vio un gesto de alegría no exenta de rabia cuando clavó un triple al límite de la posesión. A tres días del definitivo encuentro en Bolonia, se confirma que las posibilidades del Tau pasan por un buen trabajo de Stombergas. Si vuelve a ausentarse, mal asunto.

Cabeza. El Unicaja es un buen equipo que está haciendo una gran temporada. Pero le sigue faltando una mejor dirección en la cancha. Cuando las cosas se ponen complicadas, cuando al empuje y el entusiasmo físico hay que ponerle una buena dosis de razonamiento, se pierde. Todo se vuelve demasiado confuso y predomina el sentimiento en vez del raciocinio. Se echa en falta algo más de cabeza por parte de Songo o Jaumin, los más responsables, que no los únicos. Cierto que Maljkovic piensa por los diez, pero ya es muy mayor para ponerse en pantalón corto.