El conflicto de Chiapas

La aprobación de las reformas constitucionales con las que el Congreso intentó facilitar el diálogo de paz en Chiapas resultó una complicación adicional en el conflicto. Es una complicación para el Gobierno del presidente Fox (...), para los partidos, inmersos en una discusión súbitamente transformada en un concurso de apelaciones emocionales. Y es una complicación para la sociedad, la cual otra vez se ve atrapada en una discusión interminable, una discusión entre sordos, con el EZLN como uno de los primeros sordos. Es un hecho innegable que el EZLN está atrincherado en su discurso, y en las exigencias planteadas desde 1994 ha sido imposible la negociación, porque todo punto de vista ligeramente apartado del que sostienen los alzados es considerado, por ellos y por sus aliados políticos, como racista y discriminatorio.

Y precisamente las reformas aprobadas por el Congreso de la Unión subrayan la prohibición de todo tipo de discriminación, con la firme intención de impedir que los tan llevados y traídos usos y costumbres significaran la violación de derechos constitucionales. La reacción gubernamental, desde cualquier punto de vista, ha sido de franco desconcierto, con una clara intención de salvar la imagen del régimen, para mantener abierta la posibilidad de que haya algún cambio que le permita reanudar el diálogo. No obstante, dicho diálogo parece alejarse cada vez más, pues se ensancha el abismo contaminado por las pasiones políticas y los fanatismos ideológicos.

México DF, 2 de mayo