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Reportaje:

A cañonazos en un parque

La recreación de la revuelta mostoleña de 1808 se perfecciona y cambia de escenario

El recordatorio anual de la rebelión del pueblo de Móstoles contra las tropas napoleónicas, el 2 de mayo de 1808, se ha perfeccionado. La mudanza al parque Finca Liana -el antiguo emplazamiento del acto popular, en el centro del municipio, está de obras-, el apoyo de la tecnología a través de una pantalla gigantesca, cañonazos verosímiles, actores no profesionales pero muy metidos en el papel y hasta el uso del francés en los diálogos (sin subtítulos) dieron a la representación de ayer mayor vistosidad que otros años, al decir de las miles de personas que la presenciaron.

El público no pudo quejarse, a diferencia de ediciones anteriores, de que se perdía parte del espectáculo porque se escenificaba en distintos puntos del casco urbano y que el resultado quedaba deslucido. En esta ocasión, los organizadores construyeron la ermita, la casa del alcalde Andrés Torrejón y el cuartel Huertas en cartón-piedra, y los juntaron en un solo escenario, por el que corretearon unas 350 personas vestidas de lugareños, soldados españoles y franceses, representantes del clero, de la corte del rey Fernando VII y de la política municipal. Frente a ellos se colocó una grada con capacidad para 3.000 espectadores, que estuvo abarrotada, y una pantalla para quienes se quedaron sin sitio.

El hecho de que se cobrara una entrada de 100 pesetas para conseguir plaza en el graderío no desanimó a la gente. Más bien al contrario: 'Por primera vez, estamos viendo el espectáculo sentados y sin obstáculos', comentaron varios asistentes. Esa cercanía se notó en la participación del público, que coreó frases del tipo '¡mueran los franceses!' o '¡armas para el pueblo!' a la vez que lo hacían los actores, se sobresaltó ante la caída de un jinete y festejó, por ejemplo, que un intérprete se olvidara de su papel en mitad de una frase. Los promotores del montaje atribuyeron el éxito a que no se dejó nada a la improvisación. Los actores, por ejemplo, soportaron una preparación digna de profesionales, con ensayos tres tardes a la semana, durante dos meses.

'Para mí ésta ha sido la primera vez, y creo que será la última que participe, porque es muy duro llegar de trabajar y ponerse a ensayar un montón de horas', confesó Consuelo, que vestía mandil y pañuelo en la cabeza. 'Yo estoy aquí de milagro, porque el ensayo general [el lunes] duró ocho horas y pasamos un frío tremendo', terció otra pueblerina, Clara. A otros, como a Juan Esteban Muñoz, de la peña El Soniquete, les tocó hacer de malos. 'Me dijeron: 'hace falta tropa francesa', y aquí estoy, dispuesto a disparar', recordaba minutos antes de salir a escena. Aunque el peso de la recreación lo llevan las peñas, este año se ha permitido actuar en la función a cualquier mostoleño. Fue el caso de Javier Márquez, que no se pierde una fiesta: hasta ahora las había vivido como miembro de la Cruz Roja y ayer se enfundó un traje de gabacho.

Un momento de la recreación, ayer en el parque Finca Liana de Móstoles, de la rebelión popular de 1808.
Un momento de la recreación, ayer en el parque Finca Liana de Móstoles, de la rebelión popular de 1808.ULY MARTÍN
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