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Un factor que genere estabilidad y flexibilidad

Son muy reiterados los augurios sobre el negro porvenir de los sindicatos. Estos augurios son antiguos y no se han cumplido. Hoy, desde los albores del siglo XXI, miramos hacia atrás y, desde Madrid, atisbamos una gran manifestación de 110 años. Los sindicatos del siglo XXI no nos parecemos a los del XIX. Esto parece obvio. Pero seguimos diciendo las mismas cosas, reivindicando empleo digno, derechos laborales y derechos sociales.

Nos reivindicamos de nuestros orígenes. Si hemos atravesado el umbral del siglo XXI con capacidad de representar y de generar opinión es porque no vamos descaminados. Hemos convertido reivindicaciones gremiales en bienes generales. El empleo estable, seguro y con derechos ha sido la fuente de otros derechos: pensiones, sanidad pública universal, sistemas educativos universales, etc... toda la constelación del Estado de bienestar que, junto con el Derecho del Trabajo, constituye el llamado modelo social europeo.

Comisiones Obreras ha hecho su trayectoria, desde la resistencia contra la dictadura franquista, desde la construcción del hoy primer sindicato de este país, desde su demostrada capacidad movilizadora, hasta su actual capacidad de propuesta, de negociación y de acuerdo, en la empresa, en los sectores y en el ámbito de la llamada concertación o diálogo social.

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Si no hemos conseguido un acuerdo para mejorar la estabilidad en el empleo no ha sido por falta de voluntad ni de realismo. Quizás ha sido porque en nuestra contraparte empresarial no predominó ni la voluntad ni el realismo. Las regañinas de los dirigentes económicos del Gobierno a los empresarios que incrementan irresponsablemente los precios no aprovechan la inflación de beneficios para invertir, ganar cuota de mercado y mejorar nuestra balanza de pagos (y 'seguirán pidiendo más rebajas fiscales', J. Folgado dixit), son críticas de CC OO del último año a una miope y suicida visión de la empresa española, acostumbrada a competir sólo con la ventaja de sus bajos costes laborales (33% de temporalidad) y con muy baja productividad.

Si hemos conseguido dos acuerdos para reformar progresivamente la Seguridad Social es porque nuestra posición coincide con el Pacto de Toledo, hito de gran lucidez de los partidos políticos que lo suscribieron y que decidieron que combinando contributividad y solidaridad, dedicando un 10% del PIB a pensiones, este sistema público contributivo, de reparto y caja única, era viable por muchos años si se dotaba de respaldo político y social para legitimarlo ante los ciudadanos y los trabajadores. Estos dos acuerdos han servido para estabilizar financieramente el sistema, para mejorar prestaciones (pensiones mínimas, pensiones de supervivencia), para mejorar el acceso de millones de trabajadores a las prestaciones (contratados a tiempo parcial y contrato fijo-discontinuo, jubilaciones anticipadas) y han convertido a CC OO en un interlocutor seguro y legitimado para sucesivos acuerdos que, si cuentan con nuestra firma, irán en la misma línea.

Pero hoy, la línea sindical de CC OO no sólo cuenta con el respaldo de la mayoría de los trabajadores españoles, sino con crédito notable en toda la sociedad.

Concebimos el sindicalismo del futuro como un factor que, desde el conflicto capital-trabajo, genere competitividad y derechos laborales, estabilidad y flexibilidad, participación en la organización del trabajo y formación continua de los trabajadores. Lo concebimos porque lo practicamos y da frutos.

La autonomía sindical no es, para Comisiones Obreras, despolitización. No es falta de pulsión hacia la transformación social. Es fidelidad a la esencia sindical: nuestro compromiso es con los trabajadores, nuestro objetivo es convertir sus reivindicaciones en bienes generales. Ésa es nuestra aportación al progreso y nuestra garantía de futuro.

Ni somos corporativos ni pretendemos suplantar a los partidos políticos. Ni gremiales ni pansindicalistas. Pero tiene tal importancia la vida de la empresa y en la empresa, tiene tal importancia para el futuro de un país su capital humano, que no podemos renunciar a intervenir desde el convenio colectivo, hasta la reforma de la Seguridad Social, la de la formación profesional, la reforma universitaria o la del sistema sanitario público en cuantos aspectos toquen al perfeccionamiento y la mejora de las condiciones de vida, profesionales y sociales de los trabajadores, del capital humano. Por ello, CC OO, en este 1º de Mayo de 2001, no sólo reivindica, sino significa el sindicalismo del presente y del futuro.

José Mª Fidalgo Velilla es secretario General C. S. de Comisiones Obreras (CC OO).

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