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Reportaje:GEOFÍSICA | ATMÓSFERA

La observación de la zona oscura de la Luna permitirá vigilar el clima terrestre

Una técnica propuesta hace más de 50 años y prácticamente olvidada ha sido revivida y modernizada por científicos de Estados Unidos para utilizarla en la vigilancia del clima terrestre. Se trata de la observación del reflejo terrestre en la parte oscura de la Luna. Las medidas de este reflejo constituyen un complemento útil a las observaciones por satélite que intentan cuantificar la fracción de la luz de Sol que refleja el planeta, para, a largo plazo, determinar las variaciones en la cubierta de nubes y en las partículas atmosféricas denominadas aerosoles que juegan un importante papel en el cambio climático.

El reflejo puede observarse fácilmente a simple vista, especialmente durante la luna creciente. Leonardo da Vinci fue el primero que explicó el fenómeno, en el que la Luna actúa como un espejo gigante, mostrando la luz solar que refleja la Tierra. En la revista Geophysical Research Letters (1 de mayo), un equipo de científicos del Instituto de Tecnología de Nueva Jersey y de Caltech informan de que el albedo terrestre, la fracción de la luz del Sol que refleja la Tierra, es actualmente 0,297, con un margen de error de 0,005.

'El clima terrestre está determinado por la luz solar neta que absorbe', ha dicho Philip R. Goode, líder del equipo de Nueva Jersey, informa la American Geophysical Union. 'Hemos encontrado variaciones sorprendentemente grandes -de hasta un 20%- en la reflectancia terrestre en periodos cortos. Además, hemos encontrado indicios de una disminución media de un 2,5% del albedo terrestre en los últimos cinco años'. Si la Tierra reflejase aunque sólo fuera un 1% menos, el efecto sería lo suficientemente significativo como para constituir una preocupación respecto al cambio climático.

A principios del siglo XX, el astrónomo francés André-Louis Danjon realizó las primeras observaciones cuantitativas de la reflexión terrestre sobre la Luna, pero el método permaneció en el olvido durante casi 50 años, hasta que Steve E. Koonih, de Caltech, describió sus posibilidades en 1991. Los datos ahora publicados son los primeros lo suficientemente precisos y sistemáticos para poder inferir de ellos la salud relativa del clima terrestre, creen los científicos.

Según Koonin, 'los estudios del cambio climático requieren medidas bien calibradas y a largo plazo de grandes regiones del planeta. Las observaciones de la reflexión sobre la Luna se adaptan idealmente a estas necesidades porque, al contrario que las observaciones por satélite, se autocalibran, son baratas y fáciles de hacer y cubren instantáneamente un área significativa de la Tierra'. Las medidas se basan en 200 noches de observación de la parte oscura de la Luna a intervalos regulares durante dos años, y otras 70 noches durante 1994-1995. Se utilizó un telescopio refractor de seis pulgadas y un dispositivo CCD de alta precisión en el Big Bear Solar Observatory.

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