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Columna
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Gordo

Hay muchas formas de enterarse de lo que pasa en Madrid, pero pocas tan convincentes como sonsacar las historias a los camareros y a los taxistas. Estos últimos, por su vertiginoso nomadismo, proporcionan datos más lacónicos, parcialmente documentados e imprevisiblemente interpretados. Los camareros, en cambio, debido a su sedentarismo, aportan no sólo más información, sino también más opiniones, más fuentes, más coreografía. Tanto a unos como a otros hay que saberles entrar, pues ambas profesiones están perfectamente amaestradas para recelar en primera instancia de todo dios que no demuestre lo contrario.

Un taxista comentó a unos amigos la existencia, desde hace meses, de una pintada heterodoxa en los muros de una iglesia, con la alevosía añadida de que el templo está rodeado de calles con aromas de santidad. Personados en el lugar, comprobaron que, efectivamente, en la parroquia de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento, de la calle de Santa Hortensia esquina a Corazón de María, una pintada con zafios trazos blancos reza así: 'Dios Gordo'. Por los bares aledaños consiguieron saber algo más. Un camarero sugirió que había sido un cabreo de un tipo contra los curas de esa iglesia; otro dijo que no, que todo era obra de cierto pirado muy flaco del barrio que anda diciendo por ahí que él es Satanás, aunque los niños le hacen pedorretas y los perros le ladran.

Pero hubo un camarero que llegó más lejos en su visión de los hechos y en la exposición de los mismos. Habló con tal elocuencia, que bien podría haber sido él mismo el autor del desacato, o su portavoz, o acaso su inductor intelectual. El mozo se expresó en estos términos: 'Dios es lo más grande que se puede pensar. Pero lo más grande que se puede pensar es siempre algo muy gordo. Por tanto, Dios es gordo, de igual forma que es altísimo, inconmensurable e incomprensible. Esa pintada no atenta contra la teología. El Domingo de Ramos pasó por aquí la procesión y nadie se extrañó de lo que ponía en la pared'.

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