Julieta Serrano y Mercedes Sampietro se enfrentan en una obra de Edward Bond

Por muchos años que hayan transcurrido desde el fin de un conflicto bélico, quienes lo vivieron son incapaces de cerrar las heridas que éste les causó. Y su sufrimiento traspasa a sus hijos, a la siguiente generación, que es la que debe volver a generar vida. El dolor, las contradicciones y las secuelas que genera toda guerra son la espina dorsal de la obra de Edward Bond Estiu (Summer: a european play), un espectáculo que el Teatre Nacional de Catalunya (TNC) subirá a escena a partir del próximo 19 de abril.

Edward Bond (Londres, 1934) escribió esta pieza en 1982, muchos tiempo después de haber vivido su primer bombardeo, cuando tenía cinco años. El autor, que entiende el teatro como una forma de hacer justicia, habla en su obra de la vida y de la muerte, de las sombras que pueden empañar la existencia humana, de los recuerdos, la bondad y el odio. En su versión catalana, el espectáculo ha sido dirigido por Manel Dueso y propone un duelo interpretativo entre las actrices Julieta Serrano y Mercedes Sampietro. Pep Torrents, Miquel Garcia Borda y Mònica Marcos completan el reparto.

Estiu se sitúa en un lugar indeterminado de la Europa del Este. Es un lugar en la costa mediterránea del que uno de los personajes, una mujer, huyó al acabar la guerra. Su familia pertenecía a la aristocracia, y ella estaba acostumbrada a vivir rodeada de criados. Pero la guerra lo cambió todo, y la casa familiar pasó a manos de una criada, que vive en ella con su hijo. Ahora, la mujer que huyó regresa con su hija para pasar el verano en el lugar que nunca ha podido borrar de su memoria. El reencuentro avivará todos los fantasmas.

Las protagonistas subrayan la concentración que precisan para conectar con sus personajes. 'Es una función muy compleja', resume Sampietro, que habla de su personaje como una mujer 'con una esquizofrenia muy profunda provocada por el pasado y que, como el resto de personajes, se niega a aceptar otra justicia que no sea la propia'. Para Serrano, la obra habla de 'una aparente bondad, que si se utiliza de forma patriarcal o no equitativa genera injusticia'.