'Mis hijas me llaman Sosoman'

Pregunta. ¿Últimamente, Sosoman se está animando?

Respuesta. Siempre he estado animado, y no hay que confundir las buenas maneras con la capacidad de reforzar una izquierda alegre.

P. ¿Considera un hallazgo el apelativo que le han puesto los guiñoles de Canal +?

R. Mis hijas sí lo ven divertido, y me lo llaman muy a menudo. Es inteligente.

P. Las encuestas le valoran como la prima donna de la política. ¿Usted lo vale o Aznar es más manta?

R. Dice un amigo mío que no tengo ningún mérito, a tenor de los rivales con los que compito.

P. Con lo del cambio tranquilo, ¿no se pasa de pachorra?

R. No, no, no. El cambio tranquilo representa la garantía de que será profundo, lo que es conveniente para el PSOE y para la sociedad española.

P. ¿Ensaya en el espejo los gestos de Felipe González?

R. No, en absoluto. Ni en el espejo ni en ningún otro sitio.

P. Pero podría hacer galas por los pueblos con sus imitaciones.

R. No. A quien de verdad imitaba mejor, aunque hace mucho tiempo que no lo practico, era a Landelino Lavilla.

P. Creo que la moda en cejas para las próximas elecciones viene menos angulosa.

R. No, no. Yo creo que las cejas tienen que ser marcadas y pronunciadas.

P. ¿Le dice algo el guarismo 13,58 centímetros?

R. ... ¿El tamaño de algo?

P. Bingo. ¿De qué?

R. ... Pues un debate que ha habido sobre los tamaños de ciertos atributos, ¿no?

P. Caliente. Aseguran que a pesar de su cara de buen chico...

R. Eso decía mi madre.

P. ... está curtido en el navajeo político.

R. Bueno, yo creo que es imposible estar en la actividad pública sin tener capacidad de ejercer la autoridad. Pero siempre he tenido como máxima la tolerancia y escuchar a los demás.

P. ¿Qué les ha contado a los barones para que no se le asilvestren?

R. Yo creo que están encantados con la nueva etapa del PSOE.

P. 'Cambio tranquilo', 'intensa voluntad reformista', 'proyecto político nuevo'. ¿Es el rey de las formulaciones light?

R. Je, je, je. No, pero sí tengo cierta aversión hacia los que se consideran en la esencia de las cosas. Si eso es ser más light, estoy dispuesto a asumirlo. No me seducen nada los líderes políticos que anuncian grandes paraísos.

P. Recomiéndeme un manual de urbanidad.

R. Elogio de la templanza, de Norberto Bobbio, que acabo de releer ahora.

P. ¿Se siente el yerno que todas las madres querrían tener?

R. La verdad es que me llevo muy bien con mi suegra, y yo creo que mi suegra me quiere mucho.P. ¿Y le apasiona algo?

R. Me puedo apasionar leyendo a Montesquieu, recordando un pasaje de mi relación inicial con mi mujer o con una mirada de mis hijas.

P. Qué papelón equiparar a Montesquieu y a su señora.

R. No. La pasión tiene mucho que ver con lo que se siente. Y una reflexión brillante o profunda te apasiona y, además, te cultiva.

P. ¿Le compraría a Aznar un coche usado?

R. Sí, sin duda.

P. ¿Sin mirar ni el cuentakilómetros?

R. No, hombre. Establecería los mismos mecanismos de garantía que para cualquier otro ciudadano.

P. ¿Qué le fascina del presidente?

R. Es un verbo que nunca conjugaría, una vez que le he conocido.

P. Tras los bonsáis y el pádel, ¿cuál sería su gran aportación a La Moncloa?

R. Una cinta de correr que tengo, que es fundamental para mantenerme en forma.

P. Llevamos aquí un buen rato y no me ha ofrecido ningún pacto. ¿Le pasa algo?

R. [Tenue risa]. No, hombre, puedo pactar con usted cualquier cosa. Soy un especialista.

P. No da la impresión de ser hombre de grandes desmelenes.

R. Todos los desmelenes deben ser privados.