'Madrid tiene una parte caótica y otra pacífica, de jardines'
El escritor Eloy Tizón (Madrid, 1964) dice que el arte de contar es una cuestión de persuasión, de habilidad para convencer al otro sólo con palabras. De ahí el título de su última novela, Labia, en la que narra el despertar de un preadolescente al mundo de las palabras y reflexiona sobre el papel de la imaginación en la vida. Tizón ha tardado casi seis años en alumbrar su segunda novela, un paréntesis que suena excesivo en estos tiempos de éxito fugaz y corta vida en las librerías (con su anterior y primera novela, Seda salvaje, fue finalista del Premio Herralde). Tizón se confiesa escritor lento, cree que cada libro necesita un periodo de reposo, y escuchándole una se acuerda de Josep Pla, que liaba parsimonioso el cigarrillo para encontrar el adjetivo preciso. La calma de Tizón tiene que ver también con que se aficionó a la escritura garabateando diarios íntimos. Desde entonces, la literatura es para él un alimento 'irrenunciable'.
Pregunta. ¿Necesita un marco vivido para sus novelas o puede ser imaginario?
Respuesta. Me gusta partir de elementos que conozco. Siempre me preguntan si lo que uno escribe es autobiográfico y, sin serlo totalmente, sí hay elementos reconocibles que yo necesito para, a partir de ahí, inventar y que funcione la imaginación.
P. Su última novela está ambientada en Madrid. ¿Le inspira esta ciudad?
R. Me parece que es una ciudad atractiva a la hora de escribir, precisamente porque tiene muchos contrastes. No hay un solo Madrid, sino muchos. Hay una parte caótica y otra más pacífica, como los parques y jardines. Hay una zona de extrarradio que genera conflictos y tensiones, que es buena a la hora de escribir.
P. Lo de tardar tanto en publicar va contra las editoriales, ¿no?
R. Uno no puede dejarse llevar por las exigencias del mercado, y lo de publicar para estar siempre de moda no tiene sentido. La verdadera literatura se hace a espaldas de todo eso. Y, además, yo soy bastante lento, me cuesta trabajo escribir y creo que cada libro necesita un determinado tiempo de maduración. Uno tiene que ser capaz de entregar al libro lo que le pide, y si el libro necesita unos años de redacción y trabajo, pues hay que plantearlo así.
P. Entonces, ¿está en contra de la promoción?
R. La cuestión es que no todos los libros requieren el mismo tipo de montaje. Hay una literatura más banal o pegada al momento que requiere salir mucho en televisión y en los periódicos y estar firmando en los grandes almacenes. Pero hay otra literatura que a mí me interesa más, quizá de penetración más lenta, que funciona con la complicidad de grupos de lectores al principio pequeños que se van ampliando, pero no necesita un montaje comercial para existir.
Labia, de Eloy Tizón. Anagrama. 230 páginas. 1.950 pesetas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.