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El 'atractivo turístico' de la semidesnudez

Además del Parque de Atracciones, el Teleférico y el Zoo, la Casa de Campo se ha convertido en un atractivo turístico que mueve, cada día, a cientos de curiosos. La presencia de prostitutas semidesnudas, que con el buen tiempo han aligerado más su vestuario, es un reclamo continuo para muchos hombres, y también mujeres, que acuden a contemplar el espectáculo. En la Casa de Campo ocurre algo similar al fenómeno que suponen los escaparates del barrio rojo de Amsterdam, donde se exhiben las prostitutas y que es ya una ruta obligada para los turistas de la capital holandesa.

En la zona del lago, una de las más iluminadas de la Casa de Campo por los bares que hay, numerosos conductores declinan la oferta de las prostitutas. Sólo han venido a mirar. 'Estábamos de copas y hemos venido a dar una vuelta; es muy divertido', comenta un joven que lleva a una chica de copiloto. Y es que muchos jóvenes eligen, para terminar la juerga, darse una vuelta por el parque y meterse con las meretrices.

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'¡Eh, maricón!', gritan unos chavales desde el interior de un vehículo a uno de los travestidos que se colocan en la zona de la subida al Teleférico. Los chicos tocan el claxon y suben la música de la radio mientras se alejan entre risotadas. Pero ella ni siquiera hace amago de girarse y sigue con la vista fija en la carretera, a la espera de que, entre tanto curioso, aparezca algún cliente.

Muchos de estos travestidos aseguran que han sido víctimas de pandillas de chicos que acuden a la zona para lanzarles huevos, piedras e improperios. '¿Para qué vamos a denunciarlos? ¿Para perder el tiempo? Si aquí nadie hace nada por nosotras. Estamos absolutamente desprotegidas. La policía finge que los siguen, pero es mentira', se lamenta un travestido.

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