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¿La guerra con mujeres?

La Universidad de Salamanca organiza en Bogotáun debate sobre el papel de las guerrilleras de Colombia

El debate se inspiró en el libro & #8216;Las mujeres en la guerra& #8217;, uno de los más vendidos en los últimos meses en Colombia. En él, la periodista Patricia Lara recoge la vida de combatientes -guerrilleras y paramili-tares- y de mujeres golpeadas por la guerra: viudas, secuestradas, madres, desplazadas.

"¿Adónde, señores, nos están llevando sus razones para justificar la guerra?", es uno de los interrogantes que Patricia plantea en el prólogo. Mercedes Suárez, esposa del embajador de España en Colombia, escritora y coordinadora de actividades culturales del centro, que abrió sus puertas hace apenas dos meses, eligió los planteamientos iniciales del libro como derroteros del debate.

El 33% de los combatientes en la insurgencia de este país son mujeres, recordó María Eugenia, la ex guerrillera. "Entré a la guerra porque estaba absolutamente convencida de que la opción armada nos iba a dar la posibilidad de un cambio social; me retiré cuando sentí que el ejercicio de la política a través de las armas ya no era eficiente", cuenta. Hoy, junto a otras mujeres, llama a los hombres a compartir el papel de "cuidadores de vida" y se cuestiona el porqué las aportaciones de la mujer a la guerrilla son "generalmente invisibilizadas y escasamente reconocidas". Los paramilitares también cuentan con guerreras, algunas de ellas comandantes.

Al otro lado están las mujeres víctimas de la guerra. El reciente informe de Naciones Unidas sobre derechos humanos habla de la situación de la mujer en medio del conflicto: son víctimas de la agresión sexual de los combatientes y constituyen el mayor grupo de población desplazada.

En el Ejército hay cada día más presencia femenina -20% o 30%-. Jamás van a primera línea de combate, como ocurre en los Ejércitos regulares occidentales; "ojalá nunca lo hagamos", dijo a este periódico el ex general Manuel José Bonnet, que participó en el debate.

Este ex general no cree que las mujeres sean arrastradas a la guerra. "Ellas toman decisiones conscientes, ya sea por ideología, por sensibilidad social o porque han sido atropelladas, violadas, despojadas; siempre hay una razón para que la mujer entre a la guerra", afirma.

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Margot Leongómez de Pizarro, hija y esposa de militar, madre de tres guerrilleros, dos de ellos asesinados -a uno, Carlos Pizarro, comandante del M-19, le dispararon a quemarropa en un avión en pleno vuelo poco después de haber dejado las armas-, piensa que la culpa de la guerra "es de los Gobiernos ineptos".

Esta mujer, de pelo completamente blanco y que viste casi siempre de negro, trabaja hoy en el Grupo de Madres por la Vida. "Estamos buscando un camino a ver si podemos parar esta guerra inútil. Mi lucha es tratar de hacer entender a los hombres y mujeres colombianos que esta guerra no deja sino dolor y odio". Insiste en que sus palabras "deben tocar a los hombres y mujeres que aprovechan sus posiciones para saquear el erario público, arrebatando lo que debía ser de todos, especialmente de los pobres y desamparados del país".

El debate fue cerrado por Juana, la desplazada que cuenta su vida en el libro: "Llegó el Ejército; nos dijo: tranquilos no se asusten con nosotros, que los que vienen atrás son más bravos... los que venían detrás eran los paramilitares". Y con sus ojos tristes contó el dolor que siente al vivir humillada en una habitación de Bogotá, cuando tenía tierras donde corrían felices sus hijos. Remató con un desconsolado "¡qué se va a parar la guerra! Lo que se vive, allá en el campo, es tan terrible... Para mí no hay paz cercana".

La idea es que la Casa de Cultura de la Universidad de Salamanca sea un espacio de encuentro de culturas. En abril, traerán a su sede, una casona de comienzos del siglo XX cedida por la Universidad Central y recientemente restaurada, las Escuelas Taller de la cooperación española, "tres fábricas de paz", como las llama Mercedes Suárez, que funcionan en las coloniales Cartagena, Mompox y Popayán. Jóvenes de bajos recursos aprenden allí un oficio enfocado a la rehabilitación de monumentos históricos.

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