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Seis años desde el último envío español

España no reprocesa el combustible nuclear gastado desde hace seis años. Tan sólo se envió a Francia para su tratamiento el de la central de Vandellòs I, ya cerrada, y al Reino Unido un poco desde Garoña. Estas partidas no han vuelto. Los 250 metros cúbicos de residuos de alta actividad que se generan cada año se almacenan en piscinas dentro de las nucleares, y ahí seguirán por lo menos hasta 2010, cuando el Gobierno decida su destino. La opción que maneja Enresa, la empresa encargada de su gestión, como la más probable, de momento, es su enterramiento.

Con ello se evita el viaje de ida y vuelta de los residuos a las plantas. Estas fábricas reciclan las pilas gastadas, separando sus carcasas metálicas de los restos de uranio y plutonio que no se han consumido, y de otros elementos químicos producidos al romperse los átomos de uranio (la fisión), que es la reacción que las centrales transforman en electricidad.

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Los productos de fisión son los más peligrosos. Contienen isótopos muy radiactivos de curio, americio y neptunio. Para manejarlos, se funden con virutas de vidrio, que los atrapan. Estos vitrificados son los que transporta el tren que va de Francia a Alemania.

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