"No nací para defensa, tengo alma de delantero"
Fernando Hierro, una cima en la historia del fútbol español, considera que su oficio de jugador es contradictorio con sus cualidades. Con 33 años recién cumplidos, sabe que no tendrá más oportunidades para jugar donde le gusta, de delantero.
Pregunta. ¿A su edad, aún se siente fuerte para el fútbol?
Respuesta. Todavía me queda un año y medio de contrato con el Madrid, y tengo las mínimas ganas de moverme. Me gustaría acabar mi carrera en el club. En lo que se refiere al fútbol, cuando me levanto tengo la sensación de ser un privilegiado por entrenarme cada día con el Madrid. El fútbol me sigue gustando, me ilusiona. Me veo con la fuerza suficiente como para afrontar el año a buen nivel.
P. ¿Siente la angustia de la carrera que se acaba?
R. No. Cuando llegué, con 20 años, se tuvo que ir alguien. Sé lo que significa mi edad y sé que también me iré. Es la ley del fútbol y estoy preparado. Más pronto o más tarde llegará un entrenador y decidirá poner a otro futbolista en mi puesto. Lo que molesta es el tabú que hay en España con la edad. Cuando ves jugar a Donato, con 38 años, te da alegría verle a gran nivel, miércoles y domingos, en la Liga y en la Champions. Te das cuenta de que hay trecho por delante si las lesiones te respetan.
P. ¿Se siente vigente en el plano físico?
R. Me siento muy bien. He pasado momentos difíciles, con lesiones continuas, pero lesiones que puede tener cualquier chaval de 20 años: esguinces de tobillo, del ligamento de la rodilla... Llegó un momento en que achacaba todo a la edad. Yo sabía que ésa no era la cuestión. Simplemente se trataba de una mala racha. Durante diez años no me había lesionado nunca y, la verdad, se me hizo un poco duro. Sentí un poco de soledad, y me di cuenta de que si no estás bien es mejor que juegue otro. Ésa es la mejor conclusión que saqué.
P. ¿Había jugado demasiados partidos en condiciones precarias?
R. No tenía tiempo de recuperación. Salía de un problema físico y me ponían a jugar inmediatamente. Nunca terminaba de recuperarme como para disputar los partidos en buenas condiciones. Todo ese sacrificio no merecía la pena.
P. ¿Tener críticos en la prensa le motiva?
R. No me alteran ni las malas críticas ni las buenas. Todo esto de la prensa lo llevo bien. No tengo dependencia con nadie, ni tengo vínculos con ningún medio. Para mí, lo importante es mi trabajo y la opinión que tengan de mí los profesionales.
P. ¿Se ha sentido reconocido por la prensa?
R. No lo he pensado. Tengo una valoración personal: llevo 12 años en el Madrid y he jugado con todos los entrenadores. Y lo mismo en la selección. Es la conclusión más positiva que puedo sacar de mi carrera. No soy una persona que se agobie mucho pensando en la opinión que tienen los demás.
P. A veces ha dado la sensación de estar dolido con el mundo.
R. La crítica no me ha dolido. Tengo más sentido crítico conmigo que cualquier periodista.
P. ¿Por qué esa visión de jugador amargo?
R. Por la libertad que tengo. Por no depender de nadie. He tratado con respeto a todo el mundo y no he hecho daño a nadie. Lo que pasa es que tengo una forma de ser, un carácter que no me hace sentir cómodo saliendo por ahí, con los periodistas, ni me gusta salir en los medios, en esta vorágine que se ha creado en torno al fútbol. He llegado a un punto en el que creo que es tan importante mantener unas buenas relaciones públicas como jugar bien.
P. En el campo también se le ve demasiado tenso en ocasiones.
R. Mi carácter es así, para lo bueno y para lo malo. Probablemente ese carácter me ha hecho llegar hasta aquí. Me gusta ganar y no me gusta esconderlo.
P. ¿Cuáles son sus principales cualidades como futbolista?
R. Me gustaría que se me recordara como un profesional y buen compañero. Con eso me sobra.
P. ¿Qué es lo que echa en falta de su carrera?
R. Ojalá tenga la oportunidad de acudir a otro Mundial y tener éxito con la selección. Es lo que más duele: no haber conseguido nada importante con la selección.
P. Por cierto, ¿con qué plan tiene que ir España a un Mundial?
R. Tiene que ir como una selección que no ha hecho nada y quiere conseguir algo. No podemos ir de favoritos porque nunca lo hemos demostrado. La única posibilidad real fue en el Mundial del 94, cuando nos eliminó Italia en cuartos con un gol en el último minuto. Se nos ha sobrevalorado.
P. Eso significa acudir con una timidez que no se corresponde con el valor del campeonato español.
R. No es cuestión de timidez. El jugador español no es tímido. Le gusta jugar al ataque, arriesgar. Pero no es lógico darnos como favoritos cuando cuatro años antes no hemos hecho nada. A mucha gente le interesa vender ese producto durante los dos meses previos a los campeonatos.
P. ¿Qué diferencia al Hierro de hoy y el que llegó en 1989 al Madrid? Parece más desconfiado.
R. Al contrario. La experiencia te permite ver las cosas con más serenidad, de manera más responsable. Ahora sé perfectamente lo que significa jugar en un gran club.
P. Más acusaciones que flotan en el ambiente: no puede jugar cada tres días.
R. Pues no es verdad. Estoy bien físicamente y, por fortuna, los problemas de espalda desaparecieron. Llevo seis meses jugando sin dificultades. Quizá algunos vendieron esa imagen de mí porque pensaban que no me iba a levantar de las lesiones del último año.
P. ¿Le ha costado asumir la soledad de la que hablaba antes?
R. También he contado con mucha gente que me ha apoyado. Sé que Jorge Valdano está haciendo mucho por mí. Me ha quitado mucha presión de encima, me ha permitido el máximo de tranquilidad.
P. Se pensaba que las relaciones entre ambos no eran buenas.
R. Tenemos una gran comunicación. Otra cosa es que no nos hayan visto juntos después de que terminara su etapa como entrenador.
P. En el pliego de cargos también se dice que la defensa del Madrid juega demasiado atrás por su influencia.
R. La defensa del Madrid juega como quiere su entrenador. Si el entrenador deseara que la defensa jugara más adelantada, lo tendría fácil: me quita, pone a otro y ya está. La gente no sabe la dificultad que entraña ser defensa de un equipo como el Madrid, que está obligado a atacar. Eso significa que muchas veces los defensas estamos en inferioridad numérica en los contragolpes. En esos momentos tienes que decidir: o me paro en el medio campo y rezo porque el línea no se equivoque o reculo hacia mi portería. Soy de los que creen que es mejor recular que pararme en el medio campo.
P. Está claro que resulta más agradecido ser delantero que defensa en el Madrid.
R. Y en el fútbol. Sólo dos defensas han ganado el Balón de Oro: Beckenbauer y Sammer. Baresi se ha ido del fútbol sin ganarlo.
P. ¿Es el mejor defensa que ha conocido?
R. En el capítulo defensivo, sí. Pero a eso había que unir un equipo que estaba hecho para defender. Sólo se permitían alguna licencia con Gullit y Van Basten. En cualquier caso, tenía unas grandes cualidades. Desde su retirada, el Milan le echa de menos.
P. ¿Tiene más reconocimiento fuera de España?
R. Sí.
P. ¿Le duele?
R. No. En España se valora poco lo nacional. En Italia, las referencias, por muchas estrellas que haya, son los italianos. Hay poco cariño con los jugadores españoles. Lo he visto cuando Guardiola ha pasado malos momentos, o cuando los ha pasado Raúl. A estos jugadores no se les puede poner en duda ni un segundo, son indiscutibles, han hecho grande al fútbol español.
P. ¿Qué técnico le ha impactado?
R. Estoy agradecido a todos, pero especialmente a Cantatore, que me dio la oportunidad de jugar en el primer nivel. De todos he aprendido, pero me habría gustado entrenarme con Luis Aragonés.
P. ¿A qué jugador ha admirado más?
R. A Raúl, desde que llegó. Por su carácter, por sus ganas, por su calidad.
P. ¿Pensó desde el primer momento que iba a ser una estrella?
R. Sí, se le veía. Tenía algo.
P. ¿Se ha sentido más identificado con la generación de Raúl que con la de la Quinta del Buitre?
R. Por tiempo, sí. Y he tenido más feeling con esta generación.
P. ¿Nota mucha diferencia entra la Liga actual y la que conoció hace diez años?
R. Ésta es mucho mejor. Cualquier equipo tiene a seis o siete buenos futbolistas. Hace 10 años, el Madrid y el Barça tenían a los 20 mejores españoles y a los cuatro mejores extranjeros.
P. ¿Cuál ha sido el mejor Madrid de los últimos años?
R. Aquel año de Toshack fue tremendo. Era maravilloso por el juego y por los goles. Llegabas a los 20 minutos con dos o tres goles de ventaja, pero por resultados me quedo con el de la última generación. Han pasado grandes jugadores y se han ganado dos Copas de Europa, la competición preferida de la gente. Y eso que circula la fama de los chicos del Ferrari.
P. Este año ha bajado el ruido.
R. Estamos en el punto ideal. Las cosas se hablan cuando y donde se deben hablar. Y el técnico también contribuye, porque es un modelo de sinceridad y prudencia.
P. ¿Le ha sorprendido Del Bosque?
R. Es un maestro para saber lo que tiene decir en cada momento.
P. Quizá al Madrid le interesa más este tipo de entrenador que el famoso con portadas en la prensa.
R. Lo que pasa es que hay gente interesada en que se escuche mucho ruido. Eso es lo que me da pena en el fútbol, la gente que dice que Del Bosque no vale porque no vende. Y le esperan 25 partidos para tirarle una crítica dañina.
P. ¿Con qué defensa se ha compenetrado mejor?
R. He jugado mucho tiempo con Sanchis, pero por feeling con nadie me he sentido mejor que con Alkorta, probablemente porque éramos muy diferentes. Él era superexplosivo, rápido, agresivo. No nos hacía falta ni mirarnos.
P. Es defensa contra su voluntad. ¿Tiene alma de delantero?
R. Sí. No tengo mentalidad de defensa. Todo lo que he conseguido como defensa lo he hecho después de equivocarme muchas veces, fallando muchas veces y fijándome mucho. Yo no tenía condiciones, porque mi cabeza no estaba preparada para defender, pero ha sido la demarcación en la que me han puesto los entrenadores y he tenido que aprender.
P. O quizá fuera defensa sin saberlo.
R. Cantatore me vio con 19 años y me dijo que terminaría jugando de defensa. Me parecía impensable. Yo tengo otras sensaciones. Lo primero que hago en los entrenamientos es tirar a portería.
P. ¿Le dolió la polémica sobre su posición en la época de Antic?
R. No entendía que se quisiera cambiar la mentalidad a quien marcaba 14, 18, 20 goles por temporada y trabajaba en defensa.
P. ¿Agradecía que Clemente le colocara en el medio campo?
R. Sí. Lo agradecía a partir del minuto 30, porque me costaba un poco readaptarme. Yo era un llegador, me gustaba rematar, aprovechar los rechaces, cabecear.
P. Lo dice con nostalgia.
R. Pues sí. Ahora lo miro todo desde atrás y me digo muchas veces: 'Qué pena que no puedo llegar a rematar'. Sé que no nací para defensa.
P. ¿Le gusta este Madrid?
R. Me gusta por todo: por la mentalidad y porque se está recuperando el señorío. Y el equipo está muy compensado.
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