Una compañía de sordos representa 'El tragaluz', de Buero
El dramaturgo Antonio Buero Vallejo, fallecido el año pasado, recibió ayer un homenaje genuino y silencioso en el Centro Cultural Antonio Machado. Genuino porque transcurrió en un escenario y con una obra del autor, El tragaluz, y en silencio porque corrió a cargo de una compañía de teatro de sordos, El Grito. Estos actores volverán a escena el próximo 19 de abril en la Universidad Autónoma de Madrid con la presencia de la viuda del dramaturgo, Victoria Rodríguez.
Unos minutos antes de la función, la trasera del escenario bullía: las actrices remataban los trazos del maquillaje, algunos actores recolocaban el mobiliario de la escena y el director supervisaba los últimos detalles, en especial la iluminación. No en vano, las luces no sólo delimitan los espacios sobre las tablas, sino que en el teatro para sordos son la clave para entender que alguien está llamando a la puerta o que suena el teléfono. Otra de las grandes diferencias de los montajes para sordos estriba en que los actores jamás pueden dar la espalda al público. 'Los sordos siempre tienen que mirar al patio de butacas para que los espectadores cojan todos los signos', explica Carlos Manuel Vázquez, a punto de transmutarse en uno de los personajes.
A sus 32 años, Carlos da clases de lenguaje de signos en la Federación de Sordos de Madrid y dedica parte de su tiempo libre al teatro. El mundo se quedó en silencio para este joven cuando tenía nueve meses, así que ha tenido tiempo de asumir su condición sin traumas, pese a que el resto de su familia no es sordo. A Carlos le apasionan las historias con un punto de romanticismo y final trágico. 'El año pasado dirigí Carmen, y la elegí precisamente porque empieza con amor y termina mal', comenta, con ayuda de la intérprete, Mónica Herrero.
La compañía El Grito tiene ocho actores fijos y está considerada 'profesional' en los circuitos culturales de la comunidad sorda. Lleva cuatro años en marcha y ha puesto en escena La venganza de don Mendo y La comedia sin título. En cualquier caso, su misión de 'formar y servir de modelo cultural' no se agota con el teatro: cuentan cuentos y pretenden 'sacar poesía y canciones en lengua de signos'. Esta tarea no es caprichosa, según el director, José Luis Fernández Sánchez. 'A los sordos no les atrae la literatura, porque el 90% tiene problemas para escribir y leer. Pero sí les gusta el teatro, por lo que pretendemos mejorar su nivel cultural'.
Por eso, ayer, antes de la representación, una persona puso a los espectadores en los antecedentes de la vida y obra de Antonio Buero Vallejo. El estreno, en el Centro Cultural Antonio Machado, fue sin doblaje, dado que iba dirigido a un público sordo conocedor del idioma de signos. A la siguiente función, el 19 de abril en la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma, se espera que acuda Victoria Rodríguez, viuda de Buero Vallejo, entre otras personas oyentes, por lo que cuatro dobladores pondrán las voces a El tragaluz. Los miembros de la compañía han decidido obviar una parte de la obra original de Buero Vallejo: 'El personaje de Beltrán no aparece en nuestra adaptación, es un escritor muy coherente al que rechaza su editorial y se convierte en una especie de dilema moral. Esa parte la hemos suprimido para centrarnos más en la tragedia del padre, que ha perdido a su hija Elvirita', puntualiza el director.
Fernández Sánchez eligió esta obra por su admiración al dramaturgo desaparecido. 'Aprecio lo que escribía. Me gustan El tragaluz y El concierto de San Ovidio, pero esta última obra es muy complicada de interpretar para un sordo porque al hacer de ciego acabaría perdiendo toda orientación sobre el escenario', matizó.
Los actores ensayan todos los sábados en un salón cedido por los responsables del Colegio Hispanoamericano de la Palabra. 'No tenemos un programa fijo de representación, sino que cambiamos de obra cuando más o menos toda la comunidad sorda la ha visto', dijo Carlos Manuel Vázquez. Han representado en Barcelona y Oviedo, y esperan la llegada del año que viene en que posiblemente viajen a Washington. 'Si nos selecciona el comité de la Universidad Gallaudet (Universidad Americana de Sordos) iremos a representar una obra para los americanos', explicó Vázquez.
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