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Hollywood da la espalda al accidente en la alfombra roja en vísperas de los Oscar

La actriz francesa Juliette Binoche se cura en salud y declara que la mejor es Julia Roberts

Con frialdad, sin la menor palabra de compasión para las víctimas, Pavlik señaló: 'Íbamos adelantados, por lo que no estamos demasiado preocupados por el retraso que pueda suponer el accidente'. Tranquilizado así el respetable, Hollywood siguió con lo suyo: apuestas sobre los ganadores y nervios sobre si los modelitos escogidos funcionarán bien en el paseíllo por la alfombra roja de mañana. En lo primero, el consenso universal es que estos Oscar van a ser tan reñidos como las elecciones presidenciales que libraron George Bush y Al Gore. La lucha por la mejor película puede concluir con una corta victoria de Gladiator, Tigre y dragón y hasta Traffic, y el pulso de galanes entre Russell Crowe y Tom Hanks es tan estrecho que hasta puede producirse la sorpresa de un triunfo de nuestro Javier Bardem. Por si acaso, Bardem, al que ayer buscaba desesperadamente por Los Ángeles la prensa española, se ha preparado un discursito.En los Oscar, eso sí, no se repetirá el agónico espectáculo de los recuentos de Florida, reiteró ayer la Academia. La cosa no llegará a ningún tribunal supremo, porque los votos ya han sido emitidos, y escrutados y certificados por los funcionarios de Price-Waterhouse, los únicos que en estos momentos conocen los resultados. Sólo dos son bastante previsibles. ¿Cuál es la aspirante al Oscar a la mejor actriz favorita de Juliette Binoche? La respuesta es la Julia Roberts de Erin Brockovich, según ha declarado a ABC News la protagonista de Chocolat y candidata ella misma. Al mismo medio, Willem Dafoe, aspirante al Oscar al mejor secundario por La sombra del vampiro, ha confesado que, en esa categoría, el mejor es Benicio del Toro, el puertorriqueño que hace de policía mexicano en Traffic.

O sea, que Binoche y Dafoe se han curado en salud y se han sumado al consenso universal. Pero el resto es un puro enigma. Eso le gusta mucho a Gil Cates, el productor del espectáculo, porque dará emoción, y telespectadores, a la cosa. Lo que Cates no quiere que se repita este año son imágenes como la de Pedro Almodóvar teniendo que ser sacado a rastras del escenario por Antonio Banderas. Los discursos de los ganadores tendrán que ser muy cortos, y como incentivo Cates ofrece a los que se porten bien un televisor de regalo y amplio espacio en oscar.com, la página web de la Academia, para que se explayen.

A los que se temen que el maestro de ceremonias se deje llevar por su lado 'loco y salvaje', Cates prometió ayer que Steve Martin se concentrará en el otro, el 'elegante e inteligente'. Habrá, cómo no, números musicales, esta vez con Sting y Bjork en directo y Bob Dylan interviniendo vía satélite desde Australia. La gala será la última que se celebre en el Shrine Auditorium, en el conflictivo centro de Los Ángeles. El próximo año, la Academia espera estrenar el teatro que está construyendo en el mismo Hollywood.

Los heridos mejoraban ayer. Tuvieron la mala fortuna de que se les cayó encima, el jueves, un andamio en el que trabajaban instalando el gran telón que dará sombra a la alfombra roja. La misma por la que desfilarán Julia Roberts, Kate Hudson y otras luminarias femeninas con sus trajes de Calvin Klein, Armani, Prada, Ralph Lauren, John Galliano, Christian Dior o Randolph Duke, más las joyas y, muy importante, las gafas de sol. Tiempos agitados para Hollywood, con apagones en California, huelga en marcha de actores y guionistas, amenazas de secuestro y catarata de divorcios. Pero no tan malos como en Wall Street. Finalmente, las crisis agudizan el hambre de entretenimiento de la gente.

Uno de los heridos el jueves en la entrada del Shrine Auditorium de Los Ángeles es llevado a una ambulancia.
Uno de los heridos el jueves en la entrada del Shrine Auditorium de Los Ángeles es llevado a una ambulancia.REUTERS

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