Un titán a hombros
Jesús Millán es de Zaragoza y debutaba en este coso. Él se convirtió en el titán que abrió la puerta grande. No es restarle méritos decir que esa salida está engrasada, son las fiestas patronales y a veces se hace barato cruzarla en volandas. Pero ayer sobre el larguero había toros toros, bajos de agujas, sí; pero hondos y musculados. No tenían tremendos tarros pero parecía que ningún fígaro les metió escofina alguna. Sólo tres pasaron de 500 y pocos kilos y no se echaron de menos las moles de carne podrida. Hicieron buenas peleas con los del castoreño y no se dolían en banderillas ni metían arreones arrastrándose. El único que perdió un par de veces las manos fue el que cerró plaza.
Palha / Fernández, Gracia, Millán
Toros de Palha, de correcta presentación; encastados y nobles; 6º blandeó. Fernández Meca: estocada tendida (pitos); dos pinchazos recibiendo, estocada -aviso- y dos descabellos (silencio). El Tato: metisaca, pinchazo y bajonazo (bronca); media y estocada (pitos). Jesús Millán: estocada (oreja); estocada (dos orejas). Plaza de Castellón, 22 de marzo. 5ª corrida de feria. Más de media entrada.
Millán, el titán de hoy, estuvo mandón y con sitio en su primero al que toreó mejor al natural. Se arrancaba de lejos y aunque el mucho gas del animal no permitía el temple tampoco le faltó algunos muletazos. La estocada fue un digno colofón. Con el que cerraba plaza ligó pases con poder y mando hasta apurar. Se llevó el toro a tablas y allí lo hizo pasar por donde parecía inverosímil pudiera hacerlo. Finalmente, de hinojos, con el toro en tablas, lo humilló entregado en un temerario desplante.
No fueron faenas redondas pero tenían el valor de haberse hecho ante toros encastados e íntegros. Quizás saberlo o imaginarlo hizo a El Tato estar tan desconfiado como falto de valor, o sea, con miedo, delante de unos animales que jamás tuvieron una mala idea. El Tato, suponemos, tendrá además, sus palabras con Enrique Patón, empresario de la plaza que lo es también de la de Zaragoza, para explicarse o viceversa. Es el caso que el cartel con dos espadas de la ciudad del Ebro había despertado recelos entre los aficionados locales que reclamaban un puesto para un torero de la tierra. Y ahora resulta que El Tato da la espantá y deja a Patón con sus razones al aire. Se sabe que esto de los toros es como los álbumes de antaño. Te cambio este cromo por este otro. Pues el maño no pudo devolver el favor con peor manera. El Tato fue abroncado en su primero mientras el toro recibía el aplauso del público. Fue noble y encastado y su matador no lo quiso ni ver y el canguelo le impidió no más que quitarle las moscas. En el cuarto su labor estuvo un poco más entonada. Mantuvo la muleta a media altura con la derecha y al natural volvió a mostrarse desconfiado.
En el cambalache Simón Casas, a la sazón empresario de la plaza, metió en el cartel al francés Fernández Meca, apoderado por él. En el sur de Francia había toreado muchos toros portugueses. Ayer no lo demostró. En las primeras tandas con la derecha que dio a su primero, sí. Luego se vino abajo y el toro le pudo la pelea. Con el cuarto se marcó una de esas de tesón y tentetieso para, al menos, dar la cara.
Por otra parte, el ministro de Agricultura, manifestó ayer en Valencia que tras lidiarse en Castellón la corrida portuguesa de Palha se van a intensificar las medidas de prevención en la plaza castellonense. Se concretarán en aumentar la desinfección de los corrales y en mantener en ellos todos los toros que no sean sacrificados en el ruedo, al menos durante 15 días, para evitar contagios de fiebre aftosa.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.