Asesinato por encargo
La Audiencia de Lleida juzga a cuatro acusados de matar a un payés que intentó que su amante dejara la prostitución
Un jurado de Lleida decidirá sobre la inocencia o culpabilidad de cuatro personas, presuntos autores del asesinato en febrero de 1998 de Josep Caubet, un payés de 65 años cuyo cadáver no ha aparecido.
En el banquillo se sienta Pilar Canals, una prostituta de 33 años de la que el agricultor se enamoró tras enviudar y que, según la fiscal, pagó a tres sicarios para que mataran a Caubet. '¿Cómo podía desearle la muerte a la persona que más me quería y de la que aún sigo enamorada?', contestó ayer Pilar Canals a la fiscal .
Su relación con Caubet se inició en 1995 cuando trabajó en sus fincas como temporera. Después pasó a realizar tareas domésticas para Caubet y la relación laboral se convirtió en sentimental. 'Se encaprichó de mí y yo de él', dijo la acusada.
La relación amorosa se complicó cuando, a principios de 1997, Pilar se trasladó a Barcelona para financiarse los estudios trabajando de auxiliar de clínica en un geriátrico, pero se interpuso en su camino el marido de su hermana, Francesc Casas, quien la convenció de que si se dedicaba a la prostitución ganaría mucho dinero. Caubet se enfadó mucho cuando se enteró de que Pilar no trabajaba en un geriátrico, sino en un local sadomasoquista dirigido por Casas. Propuso a Pilar que dejara esta actividad y se fuera a vivir con él porque tenía suficiente dinero para pagarle todos sus caprichos. Ella no le hizo caso.
'A Pepito [Caubet] le dije que estaba dispuesta a dejar la prostitución y le pedí que esperara un tiempo', añadió ayer la acusada. El payés decidió entorpecer el trabajo de su amante y se dedicó a realizar pintadas en el edificio en el que estaba el prostíbulo, a llenar las paredes de fotocopias de Pilar y a poner silicona en el interfono. Ante esta actitud, según la fiscal, Pilar y su cuñado contactaron con la empresa Vips Personal Privado, que les ofreció 'darle un susto' al payés. El susto consistiría en apalearle por 400.000 pesetas, pero, como las molestias no cesaron, la empresa de seguridad les propusieron acabar con su vida.
Supuestamente, Pilar y su cuñado pagaron dos millones de pesetas para que Diego Hernández, Alfredo Angelats y Daniel Català asesinaran a Caubet el 24 de febrero de 1998. Para ello, los tres, presuntamente se trasladaron a Lleida y se dirigieron a la vivienda de aquél, situada en las afueras, donde se cree que fue apuñalado. Colocaron el cadáver en el maletero de un coche y lo hicieron desaparecer, sin que nunca haya sido encontrado. Dos días más tarde, la policía interceptó casualmente en Montcada i Reixach a Angelats tras realizar una maniobra sospechosa con el coche. En el maletero encontraron objetos, armas y ropas impregnadas de sangre. En aquel momento no se había denunciado la desaparición de Caubet, por lo que quedó libre. Más tarde se confirmó que la sangre era de la persona cuya desaparición investigaba la policía. Fue así como se estableció la primera conexión entre ambos hechos.
La fiscal solicita 74 años para los cuatro acusados, que están en libertad tras pasar dos años en la cárcel, por asesinato. Las defensas, reclaman la libre absolución al considerar que no existen pruebas. El quinto acusado, Francesc Casas, falleció a finales del pasado enero en extrañas circunstancias.
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